El Clásico entre FC Barcelona y Real Madrid dejó muchas lecturas a pesar no ser un partido especialmente vibrante e intenso. El equipo de Carlo Ancelotti marcó los tiempos del encuentro en todo momento y salvo en el inicio de la primera y segunda parte, siempre se jugó a lo que los blancos quisieron. Y ahí el rey fue Vinicius, justo en la casa de Ansu Fati.
El extremo brasileño fue el hombre de la primera mitad y el alma del Real Madrid durante todo el partido, hasta que le duró la gasolina y hasta que le abandonaron las fuerzas. El exjugador del Flamengo fue una pesadilla para el FC Barcelona y en especial para sus marcadores, primero Óscar Mingueza y después Sergiño Dest. Además, le ganó la partida de herederos de El Clásico al canterano azulgrana, que no brilló y se marchó tocado de la rodilla tras un golpe.
Nadie pudo pararle, solo el cansancio en la segunda mitad terminó apagando lo que ya había sido una exhibición. De hecho, cuando Vinicius obtuvo su merecido descanso y fue cambiado, recorrió todo el perímetro del césped del Camp Nou por el exterior hasta llegar al banquillo del Real Madrid. En su paseo, como héroe triunfal, recibió la ira de los aficionados culés que habían vivido una tarde para olvidar por su culpa.
El '20' del Real Madrid fue la cara mientras que Ansu Fati fue la cruz. El '10' del Barça tuvo una ocasión clara, pero se encontró con el muro de David Alaba en lo que podía haber sido su momento de gloria. Al brasileño, en cambio, no le hizo falta ver puerta para hacer suyo un partido que siguieron más de 650 millones de personas.
Vinicius despierta al Madrid
Vinicius se reía, porque de su alegría había nacido el gran partido del Real Madrid que tomó el Camp Nou sin sus goles, pero con su fútbol. Los blancos no empezaron bien en el partido y fue el brasileño quien les rescató. Un balón largo de Alaba a la espalda de Mingueza dejó el primer acercamiento pasado el minuto 10. Solo provocó un córner, pero los de Ancelotti vieron el cielo abierto. Si no surgía la jugada, 'Vini' la creaba con un mínimo de espacio.
Aprovechando su velocidad, empezó a generar fútbol, ocasiones y espacios. El Barça se dio cuenta de que ya no podía defender en solo 30 o 40 metros y que tenía que mandar atrás sus líneas para evitar que Vinicius les cogiera con ventaja, reculando o corriendo marcha atrás para salvar a Ter Stegen. Con un Barça deshilachado y sin poder ir a campo rival a presionar, el Real Madrid empezó a generar fútbol desde abajo y a encontrar hueco para que Luka Modric y Toni Kroos pudieran entrar en la sala de máquinas. Un movimiento maestro logrado por un chaval alocado que tiene en su fútbol más recursos que correr desbocado detrás de una pelota.
Con un Barça replegado y un Real Madrid crecido, Vinicius se vino arriba dejó su gran faena, un doble regate a Mingueza y Eric García en banda izquierda con caño incluido que provocó el terror en el Camp Nou. Después, Mingueza llegó por detrás, tocó a un Vinicius eléctrico y se jugó el penalti en una acción al límite. Con polémica, pero sin escándalo, el brasileño se levantó y tras tener un pique tenso con Jordi Alba, le dijo a todo el barcelonismo que ahí estaba él. Era su pesadilla.
Le cogió la medida a Mingueza y le destrozó en cada carrera, en cada regate, en cada recorte. En otra acción, se coló entre los centrales para presentarse solo delante de Ter Stegen al que tumbó hasta en dos ocasiones con sus quiebros. Solo el fuera de juego le devolvió el pulso a Koeman y los suyos.
La nueva ilusión blanca
La primera parte de Vinicius fue para enmarcar y por sus botas pasó también el primer gol. Recuperación de Alaba y balón al extremo que la maduró en sus pies el tiempo justo para que el equipo se armara a la contra. Cambio de orientación de zurda para Rodrygo, el otro brasileño la puso en profundidad para la llegada de Alaba y misil a guardar del austriaco para tomar el Camp Nou.
El final de la primera parte fue un ir y venir de gambetas y de rivales del Barça por los suelos en lo que fue una exhibición como pocas se recuerdan. Vinicius está lanzado, de dulce y se siente importante en el equipo de 'Carletto'. Su partido fue un homenaje al fútbol y al funambulismo, siempre al borde, siempre sobre la cuerda, pero siempre vencedor de todos sus duelos.
Ya en la segunda mitad, el Real Madrid salió algo más replegado y Vinicius quedó más aislado, pero no por ello menos peligroso. Forzó una y otra vez a Dest por aquel costado y siguió sacando ventajas. El único pero fue que Benzema, algo frío, no consiguió conectar con él en zonas de peligro. Aún así, el lío estaba hecho y la actuación había sido de órdago.
Finalmente, y tras dejar nuevas acciones de peligro por el flanco izquierdo, Vinicius terminó roto de cansancio, aunque muy feliz. Rendido y tirado en el suelo con los gemelos casi en el cuello, tuvo que poner rodilla en tierra y pedir el cambio, pero como la nueva ilusión de todo el madridismo que está viendo nacer a su futura estrella. El Real Madrid es feliz al calor de la sonrisa de 'Vini' que se vuelve a consagrar en un Clásico en el que ensombreció a Ansu Fati.
[Más información: El Real Madrid asalta el Camp Nou y vence al Barcelona en El Clásico con goles de Alaba y Lucas]