"S.P.Q.R.". O lo mismo, Senātus Populus que Rōmānus. Una de las muchas frases que dejó el Imperio romano está grabada en la piel de José Bordalás (Alicante; 1964). Es uno de los entrenadores más populares tanto de La Liga como de Europa en los últimos años y no es para menos; banquillo en el que ha estado, equipo que ha rendido por encima de su nivel. En esta 2021/2022 afrontó el reto superior del Valencia CF que medirá su proyecto en el Santiago Bernabéu este sábado (21:00 horas).
Sin todas las armas que él quisiera, pero con la misma idea que le ha llevado a la senda del éxito, Bordalás ha cumplido en esta primera parte de la temporada con el conjunto ché. Los de la ciudad del Turia siguen sumidos en la crisis que la gestión de Peter Lim ha traído consigo. El otro día, el entrenador alicantino no podía entender como otros clubes como el FC Barcelona, que tienen también problemas económicos, sí podían fichar y mandaba un aviso a la junta directiva para que hiciera el esfuerzo si quieren cumplir con los objetivos.
Porque el equipo de Mestalla quiere volver a ser el grande de principios de siglo que ganaba Ligas y llegaba a finales de Champions League. Parece complicado que lo consigan mientras no logren una estabilidad con la plantilla. José Gayá, Carlos Soler y Gonçalo Guedes parecía que podían dársela, pero un año más aparecen en las quinielas para salir del club para conseguir liquidez y cuadrar las deudas. El dinero de CVC, a pesar de suponer otro lastre para los devengos, será crucial.
Mientras tanto, a Bordalás no le queda otra que tirar para adelante con lo que tiene. No es poco, ya que este año la llegada de Alderete parece haber elevado el nivel en la defensa, la presencia del capitán ha hecho que no se eche tanto de menos a Parejo y, en ataque, el joven Hugo Duro, que precisamente pasó la pasada temporada por el Real Madrid, es la nota más positiva. Este último es un jugador que el entrenador sacó de su chistera en el Getafe, un lugar donde nunca le olvidarán.
Manu militari
En el Coliseum Alfonso Pérez ahora cantan "Bordalás, Bordalás, Bordalás, te quise; ahora quiero a Quique", pero no lo hacen de forma negativa contra el técnico alicantino. Fue el principal responsable de que el sur de Madrid volviera a ser ubicado en Europa. Ascendió al Getafe para jugar dos temporadas al máximo nivel llegando lejos en Copa del Rey, quedándose a un suspiro de clasificarse para la Champions y eliminando a todo un grande del viejo continente como el Ajax en la Europa League. La última, entre rumores de salida, fue menos lustrosa.
Lo hizo con un estilo de presión muy engorrosa para el rival, donde los jugadores limitados técnicamente brillaban con un derroche físico envidiable para cualquier técnico. Eran soldados de Bordalás y el técnico creía más que nadie en ellos. Una forma de entrenar que fue puliendo en Elche, equipo en el que despuntó por primera vez aunque no lo consiguió ascender, Alcorcón, donde vivió una experiencia similar, y Alavés, al que sí logró ascender pero no llegó a entrenar en Primera.
Una marca personal que gestó en su tierra. Al Alicante de su ciudad y al Alcoyano los hizo campeones de grupo en Segunda B. Eso sí, físicamente era otro entrenador. Del hombre apuesto de 57 años al que comenzó su carrera en Segunda División con el Hércules hay bastantes diferencias. El chándal ya solo es para entrenar; un técnico de Primera tiene que tener un porte de categoría y Bordalás lo ejemplifica a la perfección también con su actitud sobre el campo, eso sí, no menos polémica.
Gana guerras
Sus discursos no calan de la misma manera en el fútbol español; ni el futbolístico, ni el dialéctico. Por el primero le critican achacando que sus equipos hacen muchas faltas y pierden mucho tiempo. Por el segundo se ha ganado más de un enemigo en los banquillos. El país que ha disfrutado del fútbol de toque durante los éxitos de la selección está entendiendo, Luis Enrique mediante, que el fútbol actual tiene otros registros y que no solo hay un único camino para ganar.
Por estas cuestiones ha tenido que librar varias batallas tanto sobre el césped como en las salas de prensa. Son recordados sus piques dialécticos con Marcelino García Toral o la trifulca que tuvo con Eric Ten Hag durante la eliminatoria de Europa League. De todos ellos ha salido victorioso, demostrando que la experiencia que atesora es un arma con la que también combate. También le ha permitido hacer amigos en forma de jugadores que le han acompañado en sus distintas aventuras.
José Bordalás no deja indiferente a nadie. Tiene una forma de entender el fútbol y la tomas o la dejas. El Valencia optó por lo primero y, de momento, está viendo resultados. La temporada se mide al final y el técnico espera obtener su resultado con una clasificación para Europa. El objetivo está caro con equipos como Sevilla, Villarreal, Real Sociedad y el sorprendente Rayo Vallecano. Pero este técnico ya demostró con una plantilla inferior que puede conseguirlo. Este amante de la cultura del Imperio romano quiere ser otro emperador en Europa con los ché.
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