Luka Modric tiene una máquina del tiempo. Si no la tiene, es prácticamente imposible encontrar una explicación racional a lo que hace. En cinco días, contra Real Sociedad y PSG, dos recitales. El día de la Champions League fue de los más especiales de toda su carrera, en la que ha ganado cuatro 'Orejonas', ha sido finalista de un Mundial y Balón de Oro. Nunca fue suficiente para el croata.
Con 36 años y cinco meses, Modric saltó el miércoles al césped del Santiago Bernabéu como si nada del pasado lo importara. Luego lo celebró como si fuera la primera vez que fuera a jugar los cuartos de una Champions. Esa mentalidad la plasmó en palabras en una entrevista con Daily Mail el mes pasado: "Nunca estoy satisfecho con lo que he hecho, siempre quiero más y espero en el futuro lograr grandes cosas con el Madrid".
Su partido fue otro 'clinic' para aquellos que quieran aprender el oficio del centrocampista. El que crea, pero también el que trabaja. Por eso Modric cerró el choque contra el PSG siendo el segundo futbolista que más corrió de todos (10,54 kilómetros) solo por detrás de Marco Verratti (11 km). Dio 69 pases con un acierto del 85% y tuvo un 100% en sus entradas al rival.
Dos momentos históricos
Dos acciones definen la noche memorable de Modric que lo fue de todo el madridismo. Primero un robo. Tan limpio como contundente. La víctima: Leo Messi. Fue en una contra del PSG con 1-1 en el marcador. El equipo parisino ya parecía atormentado tras el primer gol de Karim Benzema, pero faltaba una dosis extra de energía para terminar de revolucionar el partido. La entrega de Luka levantó al Bernabéu como en un gol.
Fuerte abajo. Modric 'seca' a Messi y en la expresión corporal de ambos se percibe ese vínculo que siempre habrá entre dos leyendas coetáneas. Luka deja que sea el aficionado el que see recree por la acción y Leo no hace ni un mal gesto. Por esto y por la genialidad del croata que vino después es difícil creer que sea Modric el que saque un año y nueve meses a Modric y no al revés.
Habrá una jugada de la remontada del Real Madrid al PSG que perdurará en la historia. Modric corta un pase de Neymar y se lanza a la carrera dejando atrás al brasileño y esquivando a Verratti y Gueye por el camino. Justo al cruzarse con Kimpembe mete un pase al hueco a Vinicius al que ni Marquinhos ni Danilo llegan. Al croata todavía le queda gas para volver a recibir el balón en la frontal y sacarse de la manga una asistencia espectacular. Pareció como si la pelota se desvaneciese pasando entre cuatro rivales para llegar limpia a las botas de Benzema y que este hiciera el 2-1. El resto es historia.
Hasta 2023
Con le pitido final llegó la explosión. La de Modric, sobre todo. El croata se agarraba con rabia el escudo mientras cruzaba miradas con los eufóricos madridistas de las gradas. Aquellos que no quieren que Luka se vaya nunca. El club y el '10' evitarán que eso suceda pronto con la renovación de su contrato por otro año, hasta 2023.
La firma es cuestión de tiempo. Probablemente se haga en mayo, como ya ocurrió el año pasado cuando amplió hasta 2022. Va año a año y todavía le queda, al menos, otro más en el que quiere jugar el Mundial de Catar para despedirse de su selección y pisar el nuevo Santiago Bernabéu. En enero, tras ser el MVP de la Supercopa, Modric daba garantías de que habrá otro final feliz esta temporada: "Seguro que vamos a llegar a un acuerdo y hacer lo que pensamos que es lo mejor para los dos. No tardamos ni dos minutos para llegar a un acuerdo".
Modric cree que no hay secretos en su caso, solo dedicación. Su 2022 empezó con el título en Arabia Saudí y siendo el mejor jugador del Real Madrid de enero. Cuando le preguntan cuál es el truco, él responde así: "Me siento bien y estoy disfrutando de lo que estoy haciendo. Estoy trabajando bien y dedicándome al fútbol al cien por cien. Con el trabajo y el sacrificio que hago día a día llega la recompensa y por eso me siento tan bien y estoy haciéndolo bien. Espero seguir así hasta el final de la temporada".
Con el hambre de un novato, Modric tiene también la ilusión de ganar su quinta Champions. Solo Alfredo di Stéfano, Paolo Maldini, Alessandro Costacurta y Cristiano Ronaldo lo han logrado en la historia, además del único capaz de levantar seis, Paco Gento. De lograrlo este año se uniría al club junto a un puñado de jugadores que le han acompañado en el camino que se inición con La Décima en Lisboa. El más especial para él es Benzema, como reflejó su abrazo de rodillas sobre el césped del Bernabéu tras ser protagonistas de otra gran noche europea bajo las estrellas de Madrid.
Caló en el madridismo la forma de Modric de celebrar. Encaró el túnel de vestuarios con gritos y golpes de euforia a las espaldas de Alaba y Vinicius. Siguieron sus gritos ya en la caseta mientas iba saludando uno a uno a sus compañeros. Para todos tenía una frase, como para los brasileños ("Vini, Rodry, de puta madre, así siempre") o para Nacho ("¡No te duele nada!").
A Modric todavía le quedaba energía para ir pegando brincos allá donde encontraba algo a lo que agarrarse o para celebrar también entre saltos con el cuerpo técnico: "¡Lukitaaaa!", le reclamaban. De vuelta a la zona de los jugadores, tuvo otro abrazo simbólico con Benzema y después llegó la paz. Entre su taquilla y la de Karim, Luka se sentó y agachó la cabeza. Un gesto de emoción de una leyenda que quizás sabe que le van quedando pocos momentos de estos, pero que no se cansa de ganar.