El Real Madrid fichará en los próximos meses a Kylian Mbappé y peleará por Erling Haaland para formar una delantera histórica en el fútbol moderno. Es el objetivo que hay en la entidad y del que se lleva hablando meses. Sin embargo, una de las grandes críticas que se lanza a esa operación es la de cómo conjugarán dos estrellas emergentes que quieren ser los número uno. La entidad capitalina sabe cómo gestionar ese tipo de situaciones y el ejemplo del 2009 es el perfecto.
Por aquel entonces, Florentino Pérez se decidió a armar una plantilla que dejara atrás la crisis del Real Madrid. Lo logró y, en parte, fue incorporando jugadores que debían marcar una época. Cristiano Ronaldo fue el principal, el nombre propio de la nueva etapa que abría el conjunto blanco. El luso fue el fichaje más aclamado y quien se iba a ocupar de liderar al equipo durante las temporadas siguientes.
Sin embargo, no llegó solo sino con otros dos nombres de relevancia. Karim Benzema solo había destacado en el Lyon y no contaba con reconocimientos individuales como para plantar cara a Cristiano y Kaká. Pese a ello, era un jugador joven con la necesidad de hacerse un hueco y con el objetivo de convertirse en estrella. La competencia podría haberle afectado, pero supo acomodarse a todo tipo de situaciones hasta ser en la actualidad candidato al Balón de Oro.
Kaká, por su parte, recaló en el Real Madrid tras haberse llevado el galardón que entrega France Football y consciente de que iba a compartir vestuario con un Cristiano Ronaldo que dominaría durante años ese premio. El brasileño se sumaba entonces a un tridente donde no sería el número uno ni la principal referencia.
La eterna batalla de egos y los rumores sobre una mala relación pudieron afectar a ese nuevo proyecto. Pero el tiempo y los hechos demostraron que no. Los tres jugadores unieron fuerzas y, pese a que Kaká no terminó de asentarse en el equipo por culpa de las lesiones, siempre mantuvo buena relación con sus compañeros de tridente. Un escenario que ahora se puede repetir en el Real Madrid.
Curiosamente, en el mejor de los desenlaces, Karim Benzema ejercerá de jefe de esa transición. El francés estuvo en ese primer tridente y, si llegan Mbappé y Erling Haaland, será él la pieza que facilite el cambio de época. Todo ello sin olvidar a un Vinicius Jr. que también pelea por ser uno de los mejores jugadores del planeta.
Haaland y Mbappé, posibles
Kylian Mbappé tiene su incorporación hecha al Real Madrid. Una vez acabe la temporada se espera que la operación se haga oficial y que el francés cumpla su ansiado sueño de vestir de blanco. Haaland, por su parte, quiere jugar en la capital española y tendrá que esperar a la lluvia de ofertas que se esperan en las próximas semanas. El Real Madrid, si tiene opción, no desechará la posibilidad de juntar a los dos jugadores que marcarán la próxima década.
El hecho de que ambos sean jóvenes, líderes de sus equipos y aspirantes a mejor jugador del mundo no es un problema. A ninguno se le conocen peleas en sus respectivos vestuarios. Y a la vista de la experiencia que hay en el Real Madrid, reunirles con la camiseta merengue tampoco sería ningún problema. La teoría de que no pueden jugar juntos no es un temor en las oficinas de Valdebebas.
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