La final de la Copa del Rey entre Real Madrid y Osasuna se fue calentando con el paso de los minutos hasta el punto de que hubo un amago de pelea en el tiempo de descanso. Cuando los futbolistas se marchaban hacia los vestuarios, en el túnel de acceso a los mismos se formó una trifulca entre miembros de ambos equipos que, por suerte, no pasó a mayores.
La mecha se encendió en los instantes finales de la primera mitad con Vinicius como protagonista. Sus protestas y algunos enfrentamientos con algunos jugadores de Osasuna calentaron los ánimos del futbolista brasileño, que recibió una cartulina amarilla. El jugador del Real Madrid se marchó protestando del terreno de juego, visiblemente molesto, y giró la cabeza para dirigirse a algún jugador del equipo navarro.
En ese momento, el Chimy Ávila, que también se dirigía hacia el túnel de vestuarios, escuchó al jugador madridista y no dudó en lanzarse a por él. Fue ahí, sin embargo, cuando entró en acción Lucas Vázquez para tratar de poner paz entre ambos futbolistas y para agarrar al hombre de Osasuna.
Aquel enfrentamiento fue visto por el resto de jugadores de ambos equipos, por lo que muchos de ellos acudieron al lugar en el que se estaba produciendo el amago de pelea para tratar de calmar los ánimos. Rüdiger fue uno de los hombres que más cabeza fría puso en esta situación y su actuación fue importante para que todo se fuera calmando poco a poco.
El trío arbitral también se acercó a la trifulca para conocer de primera mano qué es lo que estaba sucediendo y para tomar buena nota de ello. Sin embargo, los colegiados no tuvieron que actuar ni tampoco mostraron ninguna cartulina a los implicados, por lo que este amago de pelea se saldó sin penalizaciones.
Los protagonistas se fueron metiendo poco a poco a sus respectivos vestuarios y la sangre no llegó al río. La segunda parte se reanudó poco después con absoluta normalidad, así que el descanso ayudó para que las revoluciones de todos los implicados se rebajaran.