Jude Bellingham (Stourbridge, Reino Unido; 2003) impresionó en Madrid antes incluso de atarse los cordones de las botas. El pasado 14 de junio fue presentado en su nuevo club y tras el acto pasó por la sala de prensa de Valdebebas. Sin haber cumplido los 20 años, allí dio su primera lección ante una inmensa cantidad de periodistas que se toparon con un futbolista mucho más maduro que lo que se podía esperar por su edad.
En el Real Madrid lo habían descubierto hacía tiempo. Han pasado casi 50 días de la puesta en escena de Bellingham y las sensaciones no pueden ser más positivas. El chico no es un inglés al uso o, al menos, no a lo que se está acostumbrado en el fútbol español cuando llega un jugador de las islas británicas. Es una esponja que quiere aprender de todo y a la vez un tipo extravertido que ya ha ido haciendo migas en el vestuario.
La guinda es lo que se está viendo sobre el campo en tan pocas semanas. Su potencial ya se sabía, pero apenas ha necesitado tiempo de adaptación para empezar a brillar. Su partido contra el Manchester United, con golazo a los seis minutos incluido, fue la demostración. En el nuevo esquema que está probando Carlo Ancelotti, Bellingham es la piedra angular. "Es el fichaje del verano", se insiste desde dentro del Madrid.
[La nueva pizarra de Carlo Ancelotti: Bellingham como piedra angular en un sistema olvidado]
El club y el madridismo viven un idilio con este futbolista nacido en una pequeña localidad al oeste de Birmingham. Cuando el Real Madrid conoció a Bellingham y a su familia (su padre Mark y su madre Denise), supo que el inglés reunía también fuera del campo las condiciones para ser una estrella. Con 17 años, y 30 millones dejados en la caja del Birmingham, dejó Inglaterra y eso le hizo madurar rápido.
La decisión de Jude irse al Borussia Dortmund en 2020, aun con los grandes de la Premier League tocando a su puerta, ya aventuraban el tipo de futbolista que es. No le basta con lo fácil, que en ese caso era seguir creciendo en el fútbol inglés y ser un ídolo allí. Quiso crecer fuera y se marchó a la Bundesliga solo con la compañía de su madre durante unos meses. Mientras, su padre se quedó con su hermano pequeño Jobe, también futbolista que ahora a sus 17 ha fichado por el Sunderland.
En el trabajo de campo que hace el Madrid durante la primera fase de los fichajes, rápido se convenció con Bellingham. Ya de blanco, el jugador va cumpliendo con lo esperado. Un día antes de empezar la pretemporada en Valdebebas, Jude estuvo de cena en un restaurante de la capital junto a Brahim Díaz y Arda Güler, otras dos de las jóvenes incorporaciones veraniegas del primer equipo.
Aquello fue una sencilla maniobra de los tres para empezar a integrarse en el vestuario. Brahim, que ya conocía a los veteranos del equipo por su paso anterior por el Madrid durante año y medio, ha sido el enlace con Bellingham. El español y el inglés se llevan muy bien, haciéndose bromas constantemente y llamando "hermano pequeño" el ex del Dortmund a su compañero a pesar de ser casi cuatro años menor que él.
En realidad, Bellingham no está necesitando de nadie para integrarse en el Madrid. Es un vestuario joven y el club, cuando todavía no le había fichado, confiaba en que encajaría con los de su generación que ya estaban en el equipo. Camavinga o Fede Valverde son también otros de sus apoyos, sin olvidarse de uno de los veteranos, Lucas Vázquez, con quien suele tener 'piques' en tono de vacile durante los entrenamientos.
Con el uruguayo dejó una anécdota en una firma de autógrafos que filmó un fan. A Bellingham le preguntaron qué tal iba con el español y Fede, antes de que respondiera su compañero, dijo: "Muy mal, muy mal". Jude se la 'devolvió' diciendo que le preguntaran ahora a Valverde qué tal él con el inglés. El idioma es una de las obsesiones del fichaje del Real Madrid desde antes de aterrizar en España.
El español, una obsesión
Bellingham estudió español en Inglaterra hasta el noveno curso de allí, que viene a ser cuando los alumnos tienen entre 13 y 14 años. Eso le ha servido para mantener algunas nociones sobre el lenguaje. Su aprendizaje lo completa no cohibiéndose ante sus nuevos compañeros y, sobre todo, usando un app en su móvil para hablar mejor en castellano: "He empezado a tomármelo en serio", decía en una entrevista días antes de iniciar la pretemporada.
El idioma ha sido una barrera para los otros seis británicos (cuatro ingles y un galés) que jugaron antes que él en el Real Madrid: Laurie Cunningham, Steve McManaman, David Beckham, Michael Owen, Jonathan Woodgate y Gareth Bale. A Beckham le preguntaron qué consejo daría a su compatriota en sus inicios en el club blanco y lo tuvo claro: "Lo primero, que aprenda el idioma. Que disfrute. Que conozca a sus compañeros y se divierta. ¡Es el Real Madrid!". Y eso hace Jude.
"Voy a pegarme a Modric y Kroos las primeras semanas"
Todo esto suma para luego cuando toca salir al campo. Bellingham, el segundo fichaje por encima de los 100 millones del Real Madrid tras Hazard, es exigido desde el principio. Jude sabía lo que tenía que hacer desde el principio: "Voy a pegarme a Modric y Kroos las primeras semanas", decía en su presentación.
La sensación es que no va a permitir de ninguna manera desaprovechar la gran oportunidad de su carrera. La grandeza del Real Madrid le atrajo. Por algo dijo 'no' a volver a su casa, Inglaterra, con propuestas mejores en lo económico que lo que le daba el club blanco.
Ancelotti ha tardado poco en darle galones, rendido a la calidad de un jugador por el que merece la pena cambiar el sistema. En el 4-3-1-2 (que incluso puede convertirse en una especie de 4-2-2-2 con Modric a su lado en la mediapunta), Bellingham lo hace de momento todo bien: intenso en las presiones, clave para romper líneas y un peligro en la frontal y dentro del área.
Su gol ante el United, un disparo picado sobre Onana tras recibir un pase de Rüdiger a la espalda de la defensa, pone el broche a mes y medio de enamoramiento entre el Real Madrid y Bellingham. Poco a poco se va forjando un vínculo nunca antes visto en el club con un jugador inglés y va camino del éxito. Por eso es "el fichaje del verano".