Este pasado domingo se jugaba el duelo futbolístico más atractivo del mundo entero, El Clásico, el primero de la temporada 2018/2019. El Real Madrid viajaba a la Ciudad Condal para enfrentarse a su eterno rival, el Barcelona, en la jornada diez de La Liga en el Camp Nou.

Este encuentro era la prueba de fuego de Julen Lopetegui tras haber encadenado un total de cuatro derrotas en los últimos seis encuentros. Finalmente, después del 5-1 la Junta Directiva del conjunto de Concha Espina ha creído conveniente destituir al técnico vasco.

Sobre la noticia del día han estado debatiendo en el programa El Chiringuito de Jugones de MEGA, espacio donde se hallaba Óscar Pereiro, quien piensa que la culpa de todo lo ocurrido no es, única y exclusivamente, del exseleccionador español, sino que también es un error de los propios futbolistas. "El Real Madrid no tuvo orgullo en el Camp Nou", comenzaba alegando. "Los jugadores vendieron a Lopetegui", señalaba como si hubiera sido el deseo de la plantilla blanca la cesión de este. 

Un Clásico para olvidar

El cuadro blanco no jugó su mejor partido ante el club blaugrana, aunque hubo atisbos de luz en los primeros compases de la segunda mitad con el gol de Marcelo y alguna jugada con la que estuvieron a punto de empatar, en líneas generales los jugadores blancos se hallaron desdibujados a lo largo de todo el choque.

"El Barça fue mejor pero... ¿Felicitar? ¿Ganaron un título?", cuestionaba el tertuliano sin dar crédito a todos aquellos que celebraban el triunfo del encuentro como si hubieran ganado una Champions, la cual se les lleva resistiendo años. "Para mí no fue una sorpresa que el Madrid perdiera El Clásico", apuntaba.

Solari, a los mandos

Ahora el objetivo es darle la vuelta a la mala situación y volver a las victorias. De eso se tendrá que ocupar el técnico, Santiago Solari, quien hasta apenas hace unas horas dirigía al Castilla. El argentino intentará reforzar a la plantilla merengue y embriagarla de positivismo y fuerza para que en el duelo frente al Melilla se pueda volver a ver la mejor cara del cuadro de Chamartín.