Una invitación a ser felices (tienes derecho)
Parece que está de moda hablar sobre la felicidad, conferencias, libros, psicología positiva, que tengas un día feliz, feliz cumpleaños... Lo hacemos con diferentes palabras y emocionalidad según la importancia de esa persona en nuestra vida.
Empezando por mi trabajo como psicóloga y añadiendo la persona sensible y positiva que llevo dentro, cada día me dedico en la consulta a dar pautas y pistas para ser feliz o más feliz, teniendo en cuenta que la felicidad está en lo que subjetivamente a ti, como ser único, te hace sentir bien, contento, tranquilo, a gusto.
Es todo lo que, aunque no entiendan otros, a ti te hace sentir pleno y te pone una carita dulce. Parece, erróneamente, que este estado solo se crea con cosas materiales sobre las que yo opino que para disfrutar con ellas deben ser mínimas, pequeñas cosas ahí al alcance de la mano, cada día, que nos pasan desapercibidas y que son esenciales para movilizar nuestra percepción de que “lo poco” puede ser mucho.
A mí me gusta enseñar a ser receptivo, a tener una apertura mental que haga que los esquemas sobre las cosas, sobre lo bueno y lo malo, sobre lo simple, lo bonito o no..., no sean rígidos para poder experimentar en cada momento lo que nos llega y ver lo que sentimos. Sensaciones en la piel, olores, sabores, luz, imágenes, un beso, una mirada, y por supuestísimo en el plano de las emociones está el más absoluto de los sentimientos, el amor: sentirlo, recibirlo y expresarlo produce el más alto estado de felicidad.
Todo puede ser tan bonito como tú quieras porque solo tú tienes derecho a elegir en qué quieres que consista cada minuto de tu vida, la vida que pasa tan veloz. Intenta ser consciente en cada momento de lo que estás pensando, consciente de si “estás en lo que estás” o permaneces en el ayer o en 15 minutos después, porque esto hará que “ahora” se convierta en antes, un antes vacío o cargado de preocupaciones.
Uno de los momentos más importantes del día es por la mañana: levantarse optimista hace que tengamos una actitud positiva para que nuestro día pueda ser bueno. Recordar decepciones y problemas solo hará que tengamos un ánimo triste y anticipar problemas nos creará un estado de ansiedad. ¡Centrémonos! Y aquí, ahora, en este momento de la mañana relativiza todo lo que “hay que hacer hoy” y disfruta de la ducha, la ropa limpia, lo bueno que está el café. De todas esas sensaciones que te decía antes y que se te pasarán por ir corriendo o por estar en otro momento mental que no es el que toca.
Intenta controlar también esa voz interior que te dicta, te critica y te hace chiquito y cámbiala por la que te alienta, te valora y te recuerda lo mucho, muchísimo que vales. Esto por sí solo te hará sentir muy bien, más seguro de tí mismo, feliz. Quiero que seas tú, el que tú quieras, no el que crean “tus normas” dictadas por los demás. Quiero que NO consientas lo que te incomoda, ¡no! Y lo que tú sabes que te hace feliz, está ahí para ti, sin que nadie pueda impedírtelo. Es una suerte poder descubrir y poder tener lo que te hace sentir bien y una aberración no disfrutarlo, porque la felicidad no es incompatible en ninguna de sus formas ni con principios ni con normas sociales ni religiosas. Básicamente TIENES DERECHO A SER FELIZ.
De esto hay mucho que hablar, continuamos en otro artículo.
Ana M. Ángel Esteban. Psicóloga Clínica, Sexóloga.
Clínica del Rosario. Toledo. 615224680
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