El adiós de Hombrados, una leyenda del balonmano español
Ni las lágrimas que empañaron por momentos sus ojos, ni la voz entrecortada por la emoción pudieron apagar la sonrisa de José Javier Hombrados en el día de su despedida.
Esa sonrisa pícara que acompañó cada una de sus miles de paradas, especialmente de las más difíciles, aquellas imposibles, sabiéndose ganador del eterno juego entre lanzadores y porteros.
Y es que ni en el día de su adiós Hombrados, que cumplió 49 años el pasado mes de abril, perdió la alegría, esa felicidad que le ha permitido disfrutar cada día "como un niño grande" de su larga trayectoria.
“Ha sido un viaje de treinta años como profesional que me ha formado como persona, como deportista y, sobre todo, que me ha ayudado a ser una persona alegre, como lo soy hoy, aunque sea el final de este viaje”, señaló Hombrados.
Una “bonita historia” que empezó hace cuarenta años en el patio del colegio Sagrada Familia de Madrid y que llegó este miércoles a su fin con un emotivo acto en el que el balonmano español, encabezado por el presidente de la Federación Española, Francisco Blázquez, quiso despedirse de una de sus máximas leyendas.
“El balonmano lo ha sido todo para mí. Ha sido el motor de mi vida. Todo ha girado en torno a este deporte que me enganchó a los 9 años, pero ahora toca decir adiós y saber parar. Puedo decir que me voy feliz por todo lo que me ha dado el balonmano. No pararé de decir que soy un privilegiado”, insistió un emocionado Hombrados.
Una despedida en la que José Javier Hombrados por encima de títulos, éxitos y medallas quiso acordarse de todos aquellos que le han acompañado a lo largo de su carrera.
“Para conseguir objetivos necesitas estar rodeado de un gran equipo y en mi vida he tenido la suerte de estar rodeado de gente muy grande”, indicó el guardameta.
Empezando por su familia a la que agradeció su comprensión, su cariño y, sobre todo, su generosidad “por todas esas horas que no ha podido pasar a su lado”.
A Ernesto Enríquez, el profesor, entrenador que le inculcó a los 9 años la pasión por el balonmano y que vio en él unas “aptitudes” que ni él mismo imaginaba que poseía.
Sin olvidar, como no, a Juan de Dios Román, que “le llevó a la élite” y le “regaló” unos Juegos, los de Atlanta 1996 en los que Hombrados se colgó el primero de sus dos bronces olímpicos.
A todos los clubes en los que ha militado, especialmente Ciudad Real “un lugar muy especial que considera su casa” y, sobre todo, al Atlético de Madrid, su Atleti, el club al que llegó en 1990 siendo todavía casi un adolescente.
“Gracias por hacerme del Atleti y por inculcarme los valores de un club que irán siempre en su corazón”, afirmó Hombrados, que recibió emocionado una placa y una camiseta con su nombre del conjunto rojiblanco de manos del presidente del Atlético de Madrid, Enrique Cerezo.
El guardameta tampoco quiso olvidarse de “todos” los compañeros que ha tenido a lo largo de su carrera, en especial a jugadores como Fernando Hernández, Edu Fernández y, por encima de todos, Talant Dujshebaev, su “hermano”.
“Talant es más que un compañero, es un amigo, un guía, un padre, un consejero. La verdad es que tengo mucha suerte, porque sus palabras me han ayudado mucho”, explicó Hombrados.
En este sentido, el portero recordó el apoyó que encontró en el ahora entrenador del Kielce, que vino expresamente de Polonia para acompañar a Hombrados en el día de su despedida, cuando se lesionó de gravedad la rodilla.
“Cuando me rompí la rodilla con 40 años pensé que mi carrera se acababa, pero mi hermano Talant me dio su apoyo y me animó a seguir. Si estoy aquí tanto tiempo después es gracias a él”, afirmó Hombrados.
Por último, José Javier Hombrados quiso acordarse también “de todos aquellos jugadores que se retiran cada año y se les olvida, porque son parte de nuestro deporte. Desde aquí mi más sincera admiración”.
Olvido en el que no caerá Hombrados que ya ha adquirido la categoría de leyenda no sólo del balonmano, sino del deporte español.
Un José Javier Hombrados que quiso escenificar el fin de su carrera deportiva, ese día que como reconoció "no quería que llegara", en la que es ya su nueva casa, la Universidad Camilo José Cela, donde ya ejerce su cargo de director de deportes de la Institución Educativa SEK.