La atleta toledana Irene Sánchez-Escribano, que acaba de proclamarse campeona de España de Campo a Través, con el que cierra el ciclo de dos subcampeonatos últimos (2018 y 2019), y suma otra 'muesca' en su cada vez más amplio palmarés, con cuatro títulos nacionales de 3.000 m obstáculos, entre otros muchos, quiere vivir los Juegos Olímpicos de Tokio 2020 compitiendo a su "máximo nivel".



"Tokio está marcado en el calendario desde hace mucho tiempo. Es el sueño de cualquier deportista acudir a una Olimpiada", resalta en una entrevista telefónica con Efe.



Quizá desde que el 18 de agosto del año pasado logró en Birmingham (Inglaterra) la mínima en 3.000 obstáculos, su prueba fetiche (9:27.53), que la conducía hacia Tokio de forma irremisible cuando "unos años atrás parecía lejanísimo" alcanzar tan alto ritmo de carrera.



Sánchez-Escribano (1992, Toledo) asume que, tras competir en un mundial, europeos y nacionales, no hay mejor prueba de carácter que acudir a unos Juegos Olímpicos donde ya tiene fijada su mente y, por qué no, "dar continuidad" a su crecimiento deportivo, pues "siempre se quiere mejorar".



"Me gustaría vivir la Olimpiada disfrutando mucho, si puede ser compitiendo a mi máximo nivel, porque es un sueño" y no obvia que puede estar de por medio el reto de batir el récord nacional de 3.000 obstáculos, que "es muy difícil, una locura" remarca sobre el 9:09.39 de Mayte Domínguez.



Ve, no obstante, más asequible asaltar el segundo mejor registro nacional, de Eva Arias (9:25:14) o el tercero, que ostenta Rosa Morató (9:26.23), es decir, poco más de dos segundos de su actual mejor registro, como completar el repóker de títulos en la distancia, que inició en 2015, rompiendo la hegemonía de Diana Martín que "ese campeonato tenía molestias, no quiso arriesgar y yo lo aproveché", afirma con humildad.



La toledana reconoce que desde que comenzó a entrenar con Antonio Serrano (1965, La Solana, Ciudad Real), hace ya diez años, el cambio ha sido brutal.



"Noté mucho el cambio porque Antonio entrena a atletas de élite y su forma de entrenar era muy distinta", rememora Sánchez-Escribano, de quien ensalza que "sabe captar muy bien los puntos fuertes y débiles de cada uno.



"Ayuda mucho, no pone límite y la comunicación es muy buena, hasta el punto de que cuando hay algún problema y no vamos como pensamos que debe ser, él mismo intenta poner el remedio", asevera.



Un cambio también en su vida privada, "de estar en casa, con mis padres, en el instituto, irme siendo una niña (18 años) y que nadie te dice lo que tienes que hacer, independizarte", si bien admite que el ser "cuadriculada" y "saber llevar la rutina" la ha ayudado a adaptarse a la nueva situación, que al inicio fue dura por tener que compartir carrera y deporte.



En este contexto, la diferencia está en el salto de calidad tan grande que he tenido en resultados", se sincera, que atribuye a la "continuidad" que ha tenido en los entrenamientos y la ausencia de lesiones -"toco madera" se ríe- que la ha permitido entrenar de forma estable, una vez adoptó la decisión, hace cuatro años, de dedicarse en cuerpo y alma al atletismo que "me estabilizo".



Había decidido aparcar su recién estrenada licenciatura en medicina, que en el futuro pasa por aprobar el MIR y, aunque reconoce no tener "todavía muy clara la especialidad, está abierto el abanico", decantarse quizá por la especialidad quirúrgica.



De hecho, entrena de lunes a domingo, tres días la calidad (martes, jueves y domingo) y el resto carrera continua, "más o menos larga dependiendo de las sensaciones y si hay o no competición", más dos sesiones de gimnasio (lunes y miércoles), para llegar en punto álgido hasta los 140 kilómetros semanales.



Echa la vista atrás y rememora a su primer entrenador, José Luis Carbonell, profesor de Educación Física del IES 'Carlos III', de Toledo, y el colegio 'San Idefonso' y sus compañeras, con las que sigue compartiendo amistad quienes, apostilla, "no sé si me tienen preparada alguna sorpresa" por su título nacional, y quizá recuerdos, como el campeonato provincial por equipos alevín, en 2002 en Guadamur.



Y, ahora, con la vista enfilada a Tokio, se implica en proseguir un pasado año excelente, donde "entrené y competí muy bien, encontré un muy buen momento de forma, y comenzó a verse el trabajo de los últimos cuatro años", también por "asimilar mejor el descanso", la alimentación y también el psicólogo que la atiende que "hace que mi rendimiento sea todavía mejor".



Irene concluye que ahora "tendrá unas semanas de bajada", en la que podrá asimilar mejor el campeonato de España, "y volver a cargar, meter más kilómetros y tener la base para la temporada de verano" para planificar, a mediados de mayo, "el calendario de competiciones" antes de encarar el gran "sueño" de Tokio.