Una cervecera de Castilla-La Mancha tendrá el equipo de elaboración más grande de España
La cervecera artesanal Arriaca, de Guadalajara, acaba de concluir una nueva ampliación de sus instalaciones -la tercera en menos de cuatro años- con la que podrá duplicar a corto plazo su capacidad de producción actual.
Esta nueva inversión, que supera los 750.000 euros, ha permitido, entre otras cosas, la puesta en marcha de un nuevo equipo de elaboración, el incremento de la capacidad de fermentación en fábrica y la ampliación de la línea de enlatado.
El nuevo equipo de elaboración, dotado de procedimientos automatizados, permite llegar a los 8.000 litros por cocción, lo que constituye el brewhouse o sala de cocción más grande de los cerveceros artesanos e independientes de España.
Este brewhouse servirá para surtir de mosto cervecero a los depósitos de fermentación, que igualmente han visto aumentada su capacidad hasta superar los 100.000 litros simultáneos de fermentación que, además, podrá doblarse tan pronto como lo exija la demanda, según recoge su plan director.
“La ampliación de nuestra capacidad de elaboración en fábrica era una necesidad ante el incremento de la demanda del producto”, ha señalado Jesús León, CEO de Arriaca. “Esta ampliación, tras muchos meses de trabajo, nos va a permitir dar un salto cuantitativo, pero también cualitativo para contar con unas instalaciones capaces de elaborar, en su fase final, 2.000.000 de litros de cerveza artesana al año”.
El cierre del pasado ejercicio, el de 2019, situaba la producción de Arriaca en casi 650.000 litros, con una facturación cercana a 1,75 millones de euros, convirtiendo a la firma de Guadalajara en una de las cerveceras artesanas más importantes en España.
Para Jesús León, “el volumen que manejamos las microcervecerías españolas sigue siendo, en general, muy pequeño”. Sin embargo, considera que el rápido desarrollo de Arriaca y de otras cerveceras artesanas del país “se enmarca, dejando aparte el delicado momento por el que atraviesa el sector a causa de la pandemia, en la tendencia del crecimiento del sector artesano en España; no solo en cuanto a su presencia en el mercado, sino también por la propia expansión de la cultura cervecera y a la paulatina normalización de las distintas variedades de cerveza tanto en la hostelería como en el consumo doméstico”.
Más de 2.400 metros cuadrados para hacer cerveza artesana
La superficie de las instalaciones de Arriaca queda ahora en algo más de 2.400 metros cuadrados al sumar una nueva nave anexa, optimizando y separando por zonas diferenciadas el proceso productivo: una nave para la elaboración y la guarda de materias primas; una segunda nave para el envasado y el almacenaje del material para el mismo, y una tercera para el producto acabado. “De esta forma, mejoramos la logística y, también, optimizamos los procesos diarios y evitamos cruzamientos”, ha señalado el CEO de Arriaca.
Esta nueva ampliación en las instalaciones de la cervecera también ha conllevado la implementación de diversas medidas tecnológicas para mejorar, de un lado, el control de la producción y, del otro, de la seguridad laboral en fábrica y de la eficiencia energética.
“El control y la información en tiempo real que proporcionan todos estos sistemas y sensores en línea no está en absoluto reñido con el proceso artesanal; todo lo contrario”, ha señalado, por su parte, Roberto León, responsable de Ingeniería Técnica de Arriaca.
En 2016, Arriaca fue la primera cervecera artesana española en apostar por el formato lata para esta bebida. Desde entonces, su producción de lata se ha multiplicado por diez. Es por ello que la fábrica alcarreña ha ampliado las líneas de envasado, introduciendo una nueva de enlatado que incluye un sistema de despaletización automático que permite el llenado de 6.000 envases por hora.
Los nuevos equipos de producción se han dotado de una gran cantidad de sensores encaminados a aumentar la seguridad laboral de los operarios, evitando la comisión de acciones que podrían considerarse como inseguras. Entre las mismas, cabe citar la detección de puertas abiertas, controles de vapor, control de seguridad sobre las camisas de vapor, sobre los agitadores o la propia presencia de sensores inviolables que impiden realizar una acción si es incorrecta. “Además, tanto los equipos como los espacios de trabajo se han diseñado y organizado para ser altamente funcionales y accesibles de forma segura y ordenada”, ha señalado Roberto León.