Las existencias de vino en la región descenderán en un 20 por ciento respecto a 2017
Cooperativas Agro-Alimentarias estima que las existencias de vino en Castilla-La Mancha a finales de julio, en el cierre de la actual campaña y el enlace con la siguiente, serán en torno a un 20 por ciento inferiores a las que había el año pasado por estas fechas. Las estimaciones que ha hecho la sectorial vitivinícola de la entidad, que se ha reunido hoy en Alcázar de San Juan (Ciudad Real) es que el 31 de julio haya unas existencias de en torno a 6,7 hectolitros de vino en la región, frente a los 8,4 millones de hectolitros que había a finales de la campaña anterior.
El portavoz de vino de las Cooperativas, Juan Fuente, ha explicado que las existencias de vino actuales suponen casi un millón y medio menos que la media de existencias habitual en Castilla-La Mancha, que en las últimas cinco campañas se situaba en 7,85 millones, para atender el mercado hasta que se elaboren nuevos transformados con la próxima vendimia, que además se prevé que se retrasará unos 20 días con respecto a un año normal.
Esta disminución también afectaría al mosto sin concentrar, ya que las existencias rondarán los 0,80 millones de hectolitros frente al medio millón de la pasada campaña, ha apuntado Fuente, que ha precisado que este volumen podría disminuir "porque en los meses de vendimia, la mayoría del producto estará concentrado y rectificado para su salida al mercado de países más septentrionales".
Próxima camapaña
En cuanto a las previsiones de producción de la próxima campaña de recolección de uva, las bodegas cooperativas de mayor dimensión e incidencia comercial en Castilla-La Mancha han advertido que es difícil de determinar por el momento, ya que habrá que tener en cuenta multitud de factores que condicionarán las perspectivas productivas.
Entre estos factores figuran las heladas primaverales que tuvieron incidencia en algunas zonas de la región, las tormentas de granizo que esta primavera han sido especialmente virulentas en otras o las enfermedades criptogámicas que se puedan desarrollar hasta final de ciclo del fruto.
De hecho, la marchitez fisiológica de la variedad bobal, que fundamentalmente se cultiva en las provincias de Cuenca y Albacete, podría haber provocado cierta pérdida de brotes y de racimos por desecación. A estos factores habría que sumar la disponibilidad hídrica, de la que sólo tiene acceso algo menos de la mitad del viñedo en Castilla-La Mancha, según la encuesta de explotaciones del Ministerio de Agricultura.