El gigante del empresario amigo de Bono, con fuertes intereses en Guadalajara, entra en liquidación total
Reyal Urbis irá finalmente a liquidación con una deuda de 3.572 millones de euros, tras cuatro años en concurso y después de que sus acreedores, entre los que figuran Hacienda y la Sareb, hayan rechazado la propuesta que les planteó para afrontar este pasivo.
La compañía controlada y presidida por Rafael Santamaría, empresario amigo del expresidente de Castilla-La Mancha, José Bono, y con fuertes intereses inmobiliarios en nuestra región, protagonizará así la segunda liquidación de una gran inmobiliaria tras la de Martinsa Fadesa.
En concreto, la propuesta de convenio planteada por Reyal a sus acreedores ha registrado la adhesión de tan sólo el 32,70% de los mismos. Otro 37,79% ha votado en contra y el 29% restante se ha abstenido, según informaron a Europa Press en fuentes jurídicas.
La Agencia Tributaria es uno de los primeros acreedores de Reyal Urbis, dado que la empresa adeuda unos 400 millones a las arcas públicas, junto con Sareb, a quien debe unos 1.000 millones, y las principales entidades financieras.
Reyal Urbis soporta un endeudamiento, sólo con los bancos, de 3.572 millones de euros, y presenta un patrimonio negativo de 3.436 millones, según datos de cierre del primer trimestre de este año.
El plan que la inmobiliaria planteó para garantizar su viabilidad pasaba por pactar con Hacienda un plan de pago unilateral, distinto al del resto de acreedores.
A las entidades financieras, la empresa les planteó pagar la deuda con dación de activos inmobiliarios, una oferta que, dada la depreciación que acumulaban, supone una considerable quita.
Empresa zombi
Reyal tenía paralizada la actividad de promoción y venta de viviendas desde que cayó en concurso de acreedores en febrero de 2013, después de que los bancos rechazaran la que hubiera sido la cuarta refinanciación de su deuda.
La compañía fue una de las grandes del sector que quebró durante la crisis junto con Habitat, Nozar y la mencionada Martinsa Fadesa.
Además del negocio residencial, la compañía gestiona un conjunto de hoteles y una cartera de edificios en alquiler que suman 123.000 metros cuadrados.
La compañía afronta ahora su liquidación algo más de una década después de que en julio de 2006 también protagonizara una de las grandes operaciones corporativas registradas durante el 'boom' del sector y apenas un año antes de que pinchara la 'burbuja' inmobiliaria que se formó los ejercicios previos a la crisis.
En esa fecha, Reyal, firma controlada por Rafael Santamaría, acordó la compra de Urbis a Banesto, su entonces accionista de control. La operación se materializó mediante el lanzamiento de una OPA por esta compañía valorada en 3.317 millones de euros, un importe similar a la deuda con la actualmente irá a liquidación.