Tecnología toledana para fabricar aviones en China
Entre complejas maquinarias y un meticuloso trabajo artesanal se fabrican en la planta china de Harbin los componentes de fibra de carbono que harán volar futuros A350 XWB y A320 de Airbus, gracias a una sofisticada tecnología aeronáutica con sello español.
En el noreste de China y muy cerca de la frontera con Rusia, la fabricante europea de aviones levantó esta planta para la producción de componentes en un intento de crear una réplica de la que el grupo tiene en Illescas (Toledo).
Para lograrlo, la participación española está presente en cada una de las naves que integran el centro, desde los procesos de producción, los controles de calidad o el diseño.
En la delicada elaboración de paneles de la "belly fairing" (panza del avión), así como de varias partes de la cola del avión, como el timón de dirección y el de profundidad, que incluye los largueros de los estabilizadores horizontales, destaca la gran presencia de maquinaria y equipos de compañías españolas.
Sector "exigente" y "competitivo"
Uno de los ingenieros de la planta, Antonio Pellicciotta, resalta a Efe la importancia de la tecnología española "de alto nivel" en un sector tan exigente y competitivo como el aeronáutico.
Por ejemplo, explica, con la maquinaria de la compañía MTorres, cuya tecnología es pionera en el mundo, se inicia el proceso de producción de los componentes aeronáuticos en fibra de carbono.
Durante el proceso, también se emplea maquinaria de Fagor para conformar las piezas y darles la forma exacta y la homogeneidad necesaria para que sean estables.
Otros equipos de Delta Vigo también están presentes en esta planta de 33.800 metros cuadrados, que está en marcha desde 2011 con la participación de Airbus (29 %) y otras empresas chinas.
Pese a que gran parte del proceso es automático, en una de las salas, conocida por los ingenieros como "quirófano", el proceso es todo manual.
Como un proceso de artesanía
En ella, los técnicos elaboran los delicados paneles de la panza del avión a mano, dedicando a cada una de las piezas unas ocho horas de minucioso trabajo, como si de un proceso de artesanía se tratara.
Una veintena de ingenieros españoles lideró la formación del personal de Harbin, que ronda los 700 empleados, a los que han transmitido, por ejemplo, los últimos avances en fibra de carbono alcanzados por la factoría de Airbus en Illescas.
Actualmente, precisa Pellicciotta, el equipo de expertos españoles se ha reducido a la mitad, ya que los técnicos chinos han ido adquiriendo experiencia en el sector.
Todas las piezas que se producen en Harbin abastecen a sus dos principales clientes, otras dos empresas españolas, Alestis y Aernnova, que a su vez son proveedores de Airbus.
Destino final
El destino final es la elaboración de los aviones A350 XWB, de tamaño medio y que se ensamblan en el principal centro de la constructora en Toulouse (Francia), y del A320, cuyo ensamblaje se lleva a cabo en la ciudad china de Tianjin.
El centro de Harbin es una prueba más de la importancia que el gigante asiático supone para el futuro de Airbus, que acaba de inaugurar una planta de acabado y entrega de aviones de la familia A330 de doble pasillo para abastecer la creciente demanda de China, que muy pronto se convertirá en el líder mundial en tráfico aéreo de pasajeros.
También evidencia el peso de la industria española en el sector aeronáutico en el mundo, en concreto en un mercado clave como el chino, donde el Gobierno pretende aumentar el número de aeronaves de los 3.000 actuales a 4.500 en 2020, cuando está previsto que el tráfico aéreo alcance los 720 millones de pasajeros.
En las plantas españolas, por ejemplo, se producen los estabilizadores horizontales de todos los modelos de la compañía Airbus, de la que España posee el 4,2 % de la participación.