Lo que hay detrás del teletrabajo: "Las distracciones son mayores y la productividad menor"
Con la declaración del estado de alarma, numerosas empresas españolas se han visto obligadas a implantar el teletrabajo entre su plantilla de la noche a la mañana, algo que ha pasado de ser una opción a convertirse en una fórmula imprescindible para seguir con la actividad.
No obstante, cambiar una oficina por cuatro paredes de una habitación no ha sido tarea fácil para muchos que, tras dos meses de confinamiento, empiezan a cansarse de esta situación con jornadas que se alargan más de la cuenta o niños que, continuamente, reclaman la atención de sus padres.
Adrián Secaduras, analista de mercados OTC en una importante entidad bancaria, ha tenido que adaptarse al teletrabajo de manera inmediata y, aunque sus rutinas son las mismas, considera que la productividad ha variado.
"Al trabajar desde casa, tenemos más flexibilidad horaria, pero al final la productividad disminuye al tener más distracciones. En la oficinatodo el entorno está diseñado para que los trabajadores sean los mas productivos posible (iluminación, equipos, etc), pero en casa trabajas en una zona que no está adaptada para ello, por lo que la concentración es menor", señala.
Del mismo modo, comenta que la jornada se acaba alargando siempre puesto que"al disponer de todos los recursos en casa, terminas dejando trabajo a medias con la certeza de que puedes terminarlo más tarde. Sin embargo, en la oficina habría que dejarlo terminado cuanto antes".
Adrián afirma que, a pesar de contactar con los compañeros por videollamada, se ha perdido mucho el contacto. "Estando en la misma oficina se pueden consultar dudas rápidamente y la coordinación es mucho mayor. Además, muchas veces se le ocurre una idea a alguien que, al unirse con otra idea, desencadena un proyecto, algo que en esta situación es prácticamente imposible".
El analista considera que "muchas empresas no estaban adaptadas al teletrabajo y esto es algo que ha supuesto un inconveniente para la plantilla, que ha tenido que adaptarse de manera forzosa". Además, en algunas empresas "los protocolos son muy estrictos y no ha sido fácil adaptarlos. De hecho, hay equipos que no están desarrollando su trabajo en casa igual que en la oficina", ha concluido.