Bailando en la arena con la Suzuki Jimny Desert Experience
Han sido 1.000 kilómetros en las condiciones más duras a las que un todoterreno se puede enfrentar transitando por pistas de piedras tan grandes como rodamientos de camión, por las espectaculares dunas del desierto de Erg Chebbi, por enormes lagos secos donde el intenso calor creaba continuos espejismos y cruzando ríos crecidos por tormentas repentinas, y en todo el recorrido el Suzuki Jimny, el modelo más deseado de la marca japonesa, ni se ha inmutado.
Cuando la dirección de Suzuki Ibérica nos llamó para ofrecernos la oportunidad de participar en esta aventura no lo dudamos ni un segundo. Hablamos de recorrer el sur de Marruecos a través de algunas de las pistas por las que circulaba el París Dakar en sus orígenes con un objetivo claro, poner a prueba el Jimny y a nosotros mismos en las famosas dunas de Merzouga, un escenario en el imaginario de todos los amantes del motor sport. Eso implicaba más de 1.000 kilómetros al volante en 5 jornadas de 10 horas de conducción diarias con una flota de 10 Jimnys.
La tercera generación del Suzuki Jimny es sin duda un caso de estudio en el sector. Lanzada a finales de 2018, en Japón este coche ha superado el año de lista de espera ante la demanda experimentada, y en nuestro país las cifras asignadas son tan escasas que Juan López Frade, presidente de la marca en nuestro país y que nos acompañó en toda la aventura a los mandos de uno, afirma que no tiene ni siquiera unidades para cubrir sus compromisos más cercanos.
Con una estética clásica en la que su silueta cuadrada levanta pasiones y una disposición mecánica en la que su 4 cilindros atmosférico longitudinal se combina con una tracción 4x4 con reductora y un peso en báscula de apenas 1 tonelada, el Suzuki Jimny es un arma imbatible en cuanto abandonamos el asfalto. Pensemos que en los casi 50.000 kilómetros realizados por la caravana Jimny Desert Experience desde que salió de Madrid hasta su regreso la única incidencia ha sido un pinchazo. Hay que destacar que ni siquiera hemos usado las planchas o cualquier otro elemento de rescate durante todo el viaje, algo que era la primera vez que le ocurría a los organizadores de la espectacular ruta, la gente de ebent.
Y todo con un consumo medio de menos de 7,5 litros a los 100 en condiciones de uso que no pueden ser más reales para un coche como el Suzuki Jimny, con una velocidad media global de apenas 45Km/h dada la dificultad del terreno por el que hemos circulado, y donde más del 60% del tiempo hemos estado con la tracción integral o la reductora conectada, una verdadera muestra de la eficiencia de su bloque de 1.5 litros y 100CV que es una delicia por tacto y suavidad.
Tras aterrizar en el aeropuerto de Ouarzazate, el primer día de toma de contacto recorrimos las pistas del sur del Atlas en dirección este durante 165Km hasta llegar a la ciudad de Boulemane Dades. La segunda jornada iba a ser muy Intensa, 325 kilómetros adentrándonos en las montañas del Atlas y recorriendo la carretera de las mil Kasbash y la Garganta del Dades hasta la población de M’Semrir. Llegados a este punto tomamos las espectaculares pistas que llevan hasta la población de Tamtatouch para recorrer los tramos más espectaculares de la Garganta del Todra hasta Tinerhir. Nuevamente y alternando asfalto, pistas y pequeños bancales de arena continuamos por los valles del norte del Jbel Ougnat hasta llegar a los pies de las dunas del Erg Chebbi.
Una vez instalados en el “escenario” de arena más famoso del planeta, la tercera jornada iba a ser la de nuestro bautismo en dunas. Dedicamos el día entero a entrar y salir de esta fenomenal formación geográfica para hacer un total de 70 kilómetros en los que la conducción requiere de una técnica específica. Lo más sorprendente es que los Jimnys hicieron todo el recorrido completamente de serie, tal y como salen de la línea de producción, y el único ajuste es bajar las presiones de las ruedas al entorno de 1 kilo, siendo estás también las que monta como equipo de origen.
Circulando por la pista Dakar y descubriendo distintos oasis abandonados nos vamos haciendo con la técnica de conducción de inercias que requieren las dunas, una especie de “baile” con la arena que resulta enormemente adictiva. Terminamos la jornada en un campamento de Haimas en las propias dunas para vivir la experiencia de dormir en pleno desierto, una experiencia única que recomendamos vivir por lo menos una vez en la vida.
Tras despertarnos con la llamada de los Dromedarios, la cuarta jornada iba a poner de nuevo a prueba nuestra resistencia y la del Jimny. Una etapa maratón de 335 kilómetros siguiendo el curso del Draa por la “Pista Prohibida” atravesando las dunas de Ramilia por su parte Sur en busca del Mirador Jimny, un espectacular promontorio sobre el lago de Sidi Ali. Almorzando en Alnif ya tomamos rumbo de vuelta para dormir de nuevo en Dades y afrontar la jornada de vuelta final hasta Ouarzazate donde pudimos disfrutar de una fantástica comida en su ciudad vieja.
Asimilar tantas experiencias ha sido un bonito proceso, y la conclusión final es que el Suzuki Jimny lo ha puesto todo tan fácil que en ocasiones perdíamos el foco de lo que estábamos viviendo. Transitar por el desierto, con casi 40 grados fuera, con total comodidad y solvencia independientemente de lo que sucedía debajo de las ruedas del 4x4 nipón, sin padecer ninguna avería ni avatar ni mecánico ni de conducción, es la muestra más clara de que hay pocos compañeros más fiables para afrontar una aventura lejos de la seguridad del asfalto. Suzuki ha desarrollado uno de los mejores coches de su historia.
*Fotos: Gonzalo Robledo - ebent