Hasta finales de noviembre se pueden admirar, en el Espacio Cultural El Molino de Almonacid de Zorita, diferentes muestras de la creatividad y el talento para las manualidades de Loly Prados. Nacida en Manzanares (Ciudad Real), con pocos meses de vida su familia, humilde pero muy trabajadora, se afincaba en la cercana localidad de Valdepeñas. “Fue allí donde moceé”, recuerda, orgullosa de sus orígenes. “Éramos siete hermanos, y mi abuelo, que vivía en casa. Mi madre no tuvo tiempo de enseñarme nada. A todos se nos echaba encima el día a día”, recuerda. A su padre lo trasladaron a Almonacid, a trabajar en la Central Nuclear, cuando ella tenía 16 años. Loly se enamoró de un almorcileño, y se casó con él a los 21 años. Fue entonces cuando empezó a tener tiempo para ella, “en la tranquilidad de mi nuevo hogar”.