Opinión EL PASANTE

Javier López Martín, fundamento esencial para Eurocaja Rural

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Es famosa la frase de Mark Twain según la cual “un banquero es alguien que te presta un paraguas cuando hace sol y te lo quita cuando llueve”. Si el brillante escritor americano hubiera conocido al presidente de Eurocaja Rural, hubiese aceptado que hay siempre excepciones que confirman la regla. Javier López Martín, en efecto, es una de ellas, alguien desde luego atípico –médico de formación- dentro de la tribu financiera de este país, aunque poseedor de un genuino instinto para las finanzas y con un elevado compromiso social a la hora de ejercer su cargo.

Elegido por mayoría aplastante como presidente de Eurocaja Rural en octubre de 2016, López Martín se presenta por tercera vez este miércoles a la reelección con inmensas posibilidades de permanecer en el mismo durante los próximos cuatro años. Un proceso electoral que también incluye la renovación de la mitad del Consejo Rector, interventor suplente, y comité de recursos en la asamblea extraordinaria que la entidad celebrará el 23 de octubre en su sede social en Toledo.

Aunque puede parecer prematuro el vaticinio electoral, el proclamado ha cumplido fielmente durante estos ocho años en la presidencia de la entidad financiera los compromisos adquiridos en su toma de posesión en octubre de 2016. Un pacto por el que empeñaba su esfuerzo y tesón al servicio del crecimiento de Caja Rural Castilla-La Mancha- el cambio de denominación a Eurocaja Rural se hizo con posterioridad- “con cariño, ilusión y voluntad”, además de profesionalidad, añado.

Una impresión objetiva si contemplamos los balances firmados por el candidato a la reelección, gracias también a un inmejorable equipo directivo y de personal encabezado por el director general de la entidad, Víctor Manuel Martín. Ocho años presentando unas cuentas con un buen tono comercial, contenidos beneficios aunque siempre en progresión, mora muy por debajo de la media del sector, y una imparable expansión comercial por todo el país. Un crecimiento territorial que incluye a tantas poblaciones de la España abandonada donde bancos y cajas no cesan de cerrar sucursales y despedir trabajadores, mientras Eurocaja Rural sigue contribuyendo con su única presencia al desarrollo económico y social de la zona.

Los datos son tozudos: de 26,5 millones de euros de beneficios en 2017, el primer balance completo suscrito por López Martín como presidente de la cooperativa de crédito a 101 millones en el pasado ejercicio; de 381 sucursales se han pasado a 457 en 16 provincias y cinco comunidades autónomas; de 1.035 operarios a 1.304; y de 412.000 clientes a 524.000 al término del ejercicio 2023. Cifras, por sí solas, que acreditan con suficiencia los compromisos de gestión y expansión marcados por el presidente de Eurocaja Rural en su toma de posesión hace ahora ocho años.

Han sido escasos los diálogos que he mantenido con el presidente de Eurocaja Rural a lo largo de su mandato, suficientes para advertir su capacidad de escuchar y talento para vislumbrar oportunidades donde otros veían multitud de riesgos. Bastantes en cualquier caso para comprender que al galeno también se le da bien “intervenir” en finanzas, gracias al admirable ejercicio de responsabilidad y trabajo que viene demostrando a lo largo de su mandato.