Los equipos de Page y Núñez se pierden en juegos tontos y no van a lo esencial en Castilla-La Mancha
Mírenlos, qué ricos. Están como en la época del tonteo, aunque en realidad ya es una forma de vida: pasarse el día dándose leñazos, calculando estrategias y simulaciones, y no ir a lo mollar. Gaseosa y humo. Y lo mollar, en este caso, es la reforma del Estatuto de Castilla-La Mancha, que las gentes de Emiliano Garcia-Page y Paco Núñez nos vendieron el año pasado como la panacea universal que resolverá los problemas de la gente y a la que de pronto, zas, han aparcado en el cementerio de los elefantes sin explicar muy bien qué ha pasado por el medio.
Qué listos. Juegan a cositas pueriles y enredos de segunda división, sin saber muy bien qué quieren ser de mayores, y así andan enfangados en batallas que prácticamente sólo a ellos les importan, haciéndose los cabreados y poniendo malas caras. Bufándose cansina y torpemente. Page y Nuñez, y viceversa, tendrían tal vez que dar un golpe en la mesa y reconducir el bloqueo actual de las negociaciones: es decir, regresar a la vía del diálogo que se rompió absurdamente cuando lo fundamental del Estatuto estaba ya todo pactado y saltó la liebre de un asunto menor que hizo estallar todo por los aires.
¿Un asunto menor? Sí, desde luego a mí me lo parece: la horquilla de diputados que deben tener las Cortes de Castilla-La Mancha, o sea, una cuestión de políticos y sus satélites, nada especialmente significativo frente a lo importante de verdad, que es la vida de la gente y la calidad de los servicios públicos. No resto valor a la composición del Parlamento regional, si debe tener 33 o 59 diputados, que es lo que ha roto el consenso, pero me parece un asunto poco relevante frente a lo esencial de la política, que es el ciudadano y sus circunstancias. ¿A quién le importa de verdad un aumento de escaños en Gilitos?
O sea, y ya que me puesto a pontificar, no sería mala cosa dar un toque de atención a Sergio Gutiérrez y Carolina Agudo, números dos respectivamente del PSOE y el PP en la región, y que le echen un poquito más de pasión e interés a un deshielo negociador que probablemente sería bueno para todos, menos para los de Vox, claro, que no quieren saber nada de este asunto, ellos sabrán por qué. El diputado David Moreno, presidente del grupo parlamentario de Vox en Castilla-La Mancha, tal vez anda un poco despistado con clichés y posturitas de corte un tanto nihilistas, pero yo qué sé. A ellos no, pero a mí el Estatuto de Autonomía, y lo que allí esté escrito, sí me parece una cuestión mayor de la política regional.
Así que vamos a por ello, queridos, que acaba de empezar un nuevo año, la legislatura va pasando y hay que trabajar un poco, incluso aunque Pedro Sánchez termine desplomado y haya que adelantar las elecciones generales, que no hay que descartarlo. Si tan importante era el nuevo Estatuto, y se han hartado socialistas y populares de vendernos esa moto desde hace más de un año, que lo demuestren con hechos verdaderos y se pongan a la altura de las circunstancias. O sea: hoy, ahora, ya. Page y Núñez y todos los demás. De lo contrario, que dejen ya de darnos la brasa y soltarnos homilías. Qué tíos, vaya regañina.