Aún en medio del volcán, hay Page para rato
Hay un indisimulado alborozo entre los partidos extramuros del Gobierno de Castilla-La Mancha por lo complicada que se le ha puesto la vida política a Page. No se fijan tanto en las víctimas colaterales como en el desasosiego que este tiempo turbulento pueda estar causando al presidente castellano-manchego y líder regional del PSOE. Los del PP se han echado alegremente a la venganza por las duras y airadas ofensivas que Cospedal tuvo en su día que soportar, y ahora se pavonean del tsunami fuerza cinco que Pedro Sánchez ha venido a provocar, y en Podemos todo es felicidad por su propia naturaleza de partido que ha nacido para alborotar el mundo y romper lo que más pueda en la cacharrería socialista, su verdadero y único enemigo. García Molina anda muy ufano estos días y hasta ha tenido la irrespetuosa osadía de querer ningunear a Page y puentear el diálogo sobre Castilla-La Mancha vía directa con Sánchez, de forma tan circense como falsa e impostada. Puro teatro.
La hoguera de las vanidades ha echado a arder en Gilitos y nadie piensa en el día después sino en el propio magnetismo del incendio. El fuego es emblemático y cegador. Page, que es un tipo listo y tiene demostrado que sabe mirar a largo plazo, estará sacando interesantes consecuencias y aprendiendo lo que sea para el futuro más o menos cercano, que como su nombre indica está a la vuelta de la esquina. Las urgencias del presidente castellano-manchego de estos días, como vérselas con Sánchez a partir de ahora y sacar a Castilla-La Mancha de una crisis institucional sin precedentes, tienen el grave inconveniente de la incomodidad y la desazón, y lo mucho que lo desbaratan todo, pero resultan a la larga sumamente ilustrativas de la condición humana y la naturaleza del ruedo político. El que resiste, gana, como ha demostrado el propio Sánchez, y ahora a Page le toca templar y resistir y dejar que los rivales se partan de la risa viéndole en medio del volcán: esta guerra está llena de batallas y hay que librarlas partido a partido, hasta el temblor final.
Ni quiero ni puedo aventurar pronósticos, sólo una modesta y desinformada opinión: hay Page para rato. Le está azotando el huracán al menos por dos o tres de los puntos cardinales, tal vez en el momento más tenso y crítico de su carrera, pero su vida política ha sido un intensivo y constante ejercicio de supervivencia y estas tormentas sabrá superarlas y mantenerse en pie y con futuro. Está en su naturaleza: el escorpión pica, Page navega. No necesita buscar la felicidad fuera de sí mismo. El presidente de Castilla-La Mancha y secretario regional de los socialistas no creo que vaya a sucumbir ahora para finiquitar un edificio sólido y en pie construido con tanto esfuerzo a lo largo de los años. Le señalan en los periódicos, el tiempo amarillo.