Page agotará la legislatura y será candidato en 2019
Que Page gane o pierda las elecciones autonómicas de mayo de 2019 es algo que está por ver, pero no encuentro ahora mismo otro escenario previsible en Castilla-La Mancha que el de agotar la legislatura. La vida es movediza e insegura, y lo que tenga que pasar pasará, aunque en una corriente de normalidad no hay señales que apunten a la llegada de turbulencias políticas peores o más cargadas de inestabilidad que las ya producidas en los últimos meses. Es decir, lo peor ha pasado y ahora es el momento de reconstruir y avanzar, sin nuevos terremotos que enturbien el horizonte castellano-manchego. La legislatura tendrá cuatro años. Ya sé que el pronóstico es arriesgado y que la política puede destrozar el titular de esta pieza en los dos próximos minutos, pero la tozudez con la que la realidad se impone a sí misma es un indicador de sentido común y de naturalidad en los hechos. Hoy también ha amanecido.
Lo digo sin arrogancia y con el margen de error suficiente como para no descartar, de aquí a septiembre, merendarme la columnilla en ensalada de entretiempo, pero tengo escrita en mi libreta colorá desde hace unos cuantos días la siguiente hoja de ruta para Page en los próximos tiempos: presupuestos de la Junta, congreso regional del PSOE, confirmación de la candidatura a la Presidencia de la comunidad y elecciones autonómicas en mayo de 2019. Pedro Sánchez ni quiere ni puede buscar otra salida en Castilla-La Mancha: luego ya se verá, pero los dos próximos años van a ser de cohabitación socialista. Los presupuestos podrá aprobarlos Page antes del final del verano; en el congreso de su partido será candidato único y renovará como líder y secretario general y, finalmente, la candidatura a la Junta, que algunos apresuradamente ven ya en clave de derrota segura, caerá después por su propio peso.
Es verdad que hay pánico controlado en el entorno de Page y que el ruedo castellano-manchego puede saltar por los aires de hoy para mañana, pero ni Cospedal ni García Molina, los otros dos actores principales de este mundillo nuestro, parecen tener muchas ganas de forzar la explosión y que todos salgan perdiendo, de manera que el río de las cosas seguirá su curso natural y no habrá desbordamientos ni daños colaterales. A Page se le complicado en exceso su tiempo de presidente, que podría haber sido tranquilo y con vitola de ganador, pero llegados a este punto casi abisal ya sólo puede aspirar a llegar políticamente vivo al final del mandato y estar en condiciones de afrontar la próxima campaña electoral. Todo lo demás será un tiempo añadido y tal vez un milagro, pero esa es otra historia y tendrá que ser contada en otra ocasión.