Editorial EDITORIAL

Un pacto de Estado imprescindible para Castilla-La Mancha y cada día más urgente

21 junio, 2017 00:00

El presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page, ha vuelto a anunciar su voluntad de emprender un diálogo con la Comunidad Valenciana y Murcia con el objetivo de acercar posiciones en torno a la guerra abierta por el agua y poner fin a este problema que enfrenta penosamente a unos españoles contra otros desde hace varias décadas. Más allá de lo incomprensible que resulta repetir el mismo anuncio a lo largo de los meses en lugar de afrontar directamente el problema después de haberlo anunciado por primera y única vez, entendemos que la actitud de Page es abierta y positiva y que, en este sentido, parte del planteamiento adecuado para encontrar soluciones: tender puentes de diálogo y entendimiento para llegar a un acuerdo que es cada día más urgente. Lo importante ahora no es tanto decirlo como hacerlo de verdad y con eficacia, rapidez y resolución.

Castilla-La Mancha lleva décadas sufriendo el problema de los trasvases y la constante degradación del Tajo a su paso por su territorio y esta situación, trágicamente irresoluble así pasen los años, debe afrontarse desde una perspectiva global y con sentido del Estado, incluyendo a todos y cada uno de los territorios afectados en un marco global de colaboración y entendimiento absolutamente imprescindible. Nos parece cada día más evidente la necesidad de establecer un gran Pacto de Estado por el agua que afronte con rigor y seriedad estos problemas y ponga fin de una manera definitiva e inmediata a las cansinas y repetitivas polémicas actuales y, sobre todo, al manoseo político y medioambiental del Tajo, principal víctima de las oscuras y alicortas perspectivas con las que este conflicto se ha abordado a lo largo de los años.

El agua es un problema de España y pensamos que esta es la mirada bajo la cual pretende Page fijarse en este conflicto e intentar abordarlo entre todos. Ese es el sentido que creemos ver en sus palabras y en sus intenciones, sin sectarismos políticos ni particularismos partidistas ni territoriales. Nos parece bien, por tanto, la idea de Page de hablar con todos y abrir un diálogo global: sería bueno ponerse de verdad manos a la obra y que no vuelva a ser necesario anunciarlo otra vez dentro de unos cuantos meses.