Page y Tirado echan cuentas con Albert Rivera
García-Page y Tirado echan cuentas con Albert Rivera en Castilla-La Mancha. A los dos les salen tirando a bien pero sólo el líder de Ciudadanos parece ahora mismo tener la llave maestra del Palacio de Fuensalida. Otro a seducir. En mayo de 2015 el más gallito del lugar era José García Molina, que hacía mariachis manchegos con sus Podemos, pero ahora a bote pronto todo el mundo se ha olvidado de que este chico existe y sólo le ponen caritas de enamorado a un Rivera que está encantado de haberse conocido. Page y Tirado se le van declarando en las esquinas y piensan con él en una vida compartida del 2019 hacia adelante. Bonito y enternecedor. El espectáculo ha debido causarle tal perplejidad a García Molina, el desaparecido y silente vicesegundo de la cosa, que le imagino tramando la vendetta en forma de implosión. Ya veremos si tiene tiempo todavía o si le sirve para algo. O si a alguien le importa.
El caso es que socialistas y populares de Castilla-La Mancha hacen cola en los dominios de este chico Albert Rivera. Qué tendrá. El subidón demoscópico de la naranja mecánica, cocinado el lunes a la baja por el CIS, bien vale unos cantos de sirena y el esfuerzo de enamoriscarse, aunque sea de pegote, y en ese papel andan Page y Tirado y viceversa. Creo que el presidente socialista de la Junta tiene más ensayados estos bailes y anda más suelto en el cortejo, de manera que los populares si quieren tocar bola tendrán que ponerse a correr un poco más deprisa y apurar la ventaja que les llevan, que se presume mucha. Tener feeling con Orlena de Miguel, la líder regional de Ciudadanos, no parece suficiente.
Leo estos días las cuentas de la lechera de las autonómicas de mayo del próximo año y se entienden las angustias de unos y de otros. El Parlamento de Castilla-La Mancha puede entrar en convulsión y darle un giro al Gobierno regional. Hay miedo y nervios en todas partes, la política castellano-manchega está revuelta. Algunos les atribuyen a Ciudadanos entre dos y cuatro escaños en Gilitos y entre uno y ninguno a Podemos, dejando todo ahora mismo tan abierto que cualquier pronóstico es una temeridad. Con esas cuentas y otras parecidas echan Page y Tirado sus cálculos para la reforma electoral que tenemos a la vista, intentando rascar a lo suyito, que es ganar las elecciones y gobernar en la región sin que el otro tenga más opciones que las estrictamente necesarias. Orlena en el horizonte y en la agenda, ya sea una realidad o un espejismo del momento.
Ahora mismo la sartén la tiene Page por el mango y es el que manda en todo esto, aunque en un año y medio el mundo da tantas vueltas que uno puede marearse. El PP mantiene a Cospedal en la hipótesis y García Molina no sabemos si estará acusando el bajón de Pablo Iglesias desde el rinconcillo en el que se haya guarecido. Habrá noticias cualquier amanecer pero de momento el futuro es todo un misterio, como su nombre indica. De aquí a mayo del 19 quedan todavía unos cuantos CIS y seis o siete vueltas de Rivera al ruedo. Venga unas cañas.