La isla de la infancia. Karl Ove Knausgard
La tercera entrega de esta autobiografía sin piedad que es Mi lucha del noruego Karl Ove Knausgard, es sin duda la menos salvaje y la más convencional de las que hasta junio de este 2017, había publicado en español Anagrama en su colección de bolsillo Compactos. En esto mis lectores saben que siempre que puedo resistirme a las sirenas editoriales que cada semana nos prometen una obra maestra definitiva en los suplementos literarios de los periódicos, intento acompasar mi ritmo lector al calendario de su edición en bolsillo. Ese programa lector es siempre más fácil cuando las grandes editoriales aseguran que antes o después uno podrá comprar y leer en bolsillo lo que un par de años antes anuncian como la obra maestra definitiva. Si uno es capaz de resistirse al primer impulso y luego persiste en seguir la pista al autor y a la obra casi siempre tienen la recompensa de que el tiempo haga una labor que solo él habría hecho con mucho esfuerzo. Si además asegura tres o cuatro vetas de lectura sobre ese criterio hay épocas en las que acaba teniendo una recompensa que en estos días de verano uno vive como si la decepción ante un libro que promete todo no existiera. Desde hace años tengo abierto con ese criterio de esperar a la edición en bolsillo dos ciclos autobiográficos de muy diferente tono y calado narrativo, que me asegura el que detrás de ellos esté la garantía editorial de Austral y Anagrama: Trapiello y su Salón de pasos perdidos y este implacable Karl Ove Knausgard y Mi lucha. Claro, que de vez en cuando algún amigo o alguna biblioteca pública me hace romper mi voto lector y adelanto la lectura en alguna primera edición. Así, en mi espera al bolsillo de Trapiello tendré que esperar unos cuantos años para ponerme al día de su última entrega, mientras que con Karl Ove, por lo que ha ocurrido con La isla de la infancia, sólo tendré que esperar al verano de 2019 para leer la quinta entrega Tiene que llover que se ha presentado también hace unas semanas, acompañado de la promoción editorial típica, incluidas unas cuantas entrevistas con el autor en la prensa muy recomendables.
A Trapiello y a Knausgard, añadí hace tiempo a Paul Leautaud y su Journal Litteraire, del que ando por el tomo XI, y recientemente a José Luis García Martín y sus Días de…. Al primero no hay otra que leerlo en francés, aunque hace unos meses la editorial Fuentetaja ha editado una traducción de sus Páginas escogidas del Journal Litteraire y hay otra edición en Seix Barral de su Journal Particulier traducido como Diario Personal de 1933. Así que con mantener a estos cuatro grafómanos vivos sobre la mesa de lectura tiene uno asegurado una buena cuota de esa vida literaria que Fernando Savater define como “Leer, y cuando no queda más remedio escribir.”
Dentro de los tres tomos que llevo leídos de Mi lucha, La isla de la infancia es sin ninguna duda el más convencional y el menos arriesgado de este kamikaze noruego de la escritura. Escrita y presentada por delante de toda la serie La muerte del padre, es difícil volver sobre el mismo protagonista, aunque en la narración del Knausgard el verdadero protagonista sea él mismo, como en las narraciones de Proust lo es el narrador, con la arrebatada verdad de aquella primera entrega. Si luego, el ajuste de cuentas, se traslada del padre a la mujer de la vida de uno en Un hombre enamorado, es difícil que el lector se siente respirando el mismo aire que en las dos primeras. Sospecha uno, que si esta primera entrega, hubiera ido por delante respetando el orden cronológico de los acontecimientos el impacto no hubiera sido el mismo. Y es que el territorio de la infancia, incluso cuando se intenta abordar con la crudeza con que lo hace Knausgard con toda su vida, no deja de ser un espacio y un tema en el que las aristas se dulcifican, los acontecimientos se envuelven de la inevitable nostalgia y en definitiva el escritor y el lector acaban ganados por el sentimiento de compasión. Es difícil que un escritor, por muy capaz que haya sido en sus dos anteriores entregas de apretar el ánimo del lector hasta el extremo, cuando habla y cuenta su infancia, si lo hace con honestidad, no se deje llevar y vencer por la añoranza de esa “verdadera patria” que ya muchos antes que Karl Ove tuvieron claro, y lo escribieron que es la infancia. Espero la cuarta entrega.
Karl Ove Knausgard. La isla de la infancia. Mi lucha III. Traducción de Kirsti Baggethun y Asunción Lorenzo. Ed. Anagrama. Compactos. 2017. 500 páginas. 13,90€.