La vida misma. Diario 2006-2007 de García Martín.
Cualquier lector de diarios sabe que cada diarista que persiste en el ejercicio es, en sí mismo, un género literario. En cuanto se abre un diario de Trapiello, Ignacio Carrión, Junger, Pla o Lèautaud, si se está mínimamente familiarizado con ellos, sabe que se encontrará con unos temas recurrentes, pues al fin y al cabo cada vida está llena de rutinas y repeticiones. Mucho más cuando el propio autor, como es el caso de José Luis García Martín, confiesa sus rutinas diarias llevadas hasta la obsesión. El mérito es de hacer con cada una de esas rutinas una obra a la que la sobren muy pocas páginas porque consiga el objetivo que desde el primero de ellos expresaba el autor: “Que el diario se pueda leer empezando por cualquier página y que ninguna sobre”. Por eso es tan fácil identificar unos diarios. Cada diario lleva una persona detrás, que por mucho que disfrace su existencia o sus pensamientos acaba apareciendo inconfundible tras la escritura.
Las rutinas de García Martín son los cafés, las lecturas, las tertulias, los viajes a Lisboa, Roma o Nueva York, la escritura de aforismos, el andar continuamente enamorado para renegar de su estado… En fin, toda esa vida en la que el lector nunca sabe donde empieza lo real y acaba la literatura que mueve toda su escritura.
Y es que, desde el principio, estos diarios mezclan vida y literatura, como mezclan todos los géneros literarios que caben en un libro al que no se ponen límites en sus temas, como tampoco pone nadie límites a sus pensamientos y sus reflexiones sobre uno mismo. Cualquier lector no se asombrará por ello de que en esta entrega, correspondiente a los años 2006-2007, la ficción ocupe un lugar cada vez mayor en sus páginas con narraciones de pura ficción propias, en las que uno sospecha no deja de colarnos, en ese juego tan querido desde el principio, alguna que otra morcilla ajena. El juego entre vida y literatura es en García Martín una seña de identidad, y en estas páginas queda bien patente. El poner un título a cada entrada da una buena pista.
Al lector de García Martín poco hay que decirle. No hay ninguna sorpresa, pero también, como siempre, no hay apenas unas pocas páginas en las que el interés decaiga. García Martín aplica con rigor esa máxima de la página única y casi siempre lo consigue, entre otras cosas porque si el lector encuentra alguna entrada que no está a la altura, sabe que eso no durará mucho. García Martín crea adicción con sus diarios y aquí anda uno, como con algunos de esos otros que antes citaba, enganchado a lo que quieran contarnos de sus vidas.
José Luis García Martín. La vida misma. Diario 2006-2007. Editorial Universos, 2007. 264 páginas. 15 €.