"Romances de senectud", de Lope de Vega
Ya habrá notado el lector asiduo de este blog que una buena parte de las lecturas que me ocupan en esta “vida literaria” que uno lleva, en la que “lo natural es leer, y cuando no queda más remedio escribir”, en definición del maestro Fernando Savater, aparecen continuamente nuestros clásicos, bien sea en una de esas vueltas cotidianas que todos tenemos o, lo que es en la mayoría de los casos, cuando aparecen novedades o nuevas ediciones. También habrá notado que todo lo relacionado con Cervantes, Lope, Calderón o Quevedo ocupa la mayor parte de estas nuevas lecturas, que es como uno prefiere llamar a lo que otros llaman relecturas.
En el caso de hoy, de nuevo Cátedra Letras Hispanas propone un volumen en el que se recogen todos los romances del “monstruo” Lope de Vega entre 1621 y 1635, agrupados en cuatro grandes romanceros que son el de las 'Novelas a Marcia Leonarda' (La Filomena y la Circe), el de 'La Dorotea', el de las 'Rimas de Tomé de Burguillos', y por fin, el denominado como “de los códices autógrafos”.
Como ocurre con todas las ediciones de la editorial Cátedra, esta, a cargo de Antonio Sánchez Jiménez, pone al lector medio en situación respecto a la obra: “Fue esta (de senectute) la etiqueta que acuñara Juan Manuel Rozas para describir la etapa final de Lope, la que corresponde al reinado de Felipe IV. El Fénix albergaba grandes ilusiones sobre este nuevo rey, del que esperaba el reconocimiento que merecía y que tanta falta le hacía en un momento en el que su posición en el campo literario se veía amenazada por todas partes. Resulta difícil precisar cuál de esas rivalidades le dolía más a Lope, pero desde luego la más peligrosa económicamente era la de los “pájaros nuevos”, los jóvenes dramaturgos que comenzaban a disputarle el dominio de la monarquía cómica que había ostentado desde finales del siglo anterior. No olvidemos que el teatro era la base de la economía de nuestro autor, que obtenía de su producción para las tablas al menos dos terceras partes de sus ingresos (...) Sin embargo, lo cierto es que entre los años 1622 y 1635 el Fénix escribió menos de cuatro comedias al año, un ritmo notablemente inferior al de etapas anteriores, en las que producía al menos entre once o catorce. Diversos factores interdependientes contribuyeron a este nuevo tempo: el cansancio del autor, la mencionada competencia de los “pájaros nuevos”, las reiteradas aspiraciones a dejar de escribir para los corrales, a conseguir ingresos fijos y ligados a géneros más prestigiosos. Todo esto influyó para que Lope viera su relación con las otroras amigas tablas con creciente frustración y despecho.” (Página 14)
Y en esas aspiraciones a una secretaria de un poderoso o al nombramiento de cronista mayor del Reino pasarían los últimos años y las últimas obras de las que se extraen este conjunto de romances que el amante de Lope y de nuestros clásicos saboreará o recordará como el afamado “A mis soledades voy,/ de mis soledades,/ porque para andar conmigo/me bastan mis pensamientos… ”, extraído de 'La Dorotea' y que a uno le vienen al pelo en estos días de mayo.
Lope de Vega. Romances de senectud. Edición de Antonio Sánchez Jiménez. Ed Cátedra, 2018. 398 páginas.