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Del amor, Stendhal. Ortega y Gasset, Amor en Stendhal

15 septiembre, 2018 00:00

Dice Consuelo Berges, la ejemplar traductora de tantos escritores franceses cuyas traducciones siguen siendo insuperables, en su prólogo a 'Del Amor', que “este libro, repito una vez más, es la culminación de las numerosas observaciones prácticas y especulaciones teóricas que Stendhal escribió en torno al amor y a sus amores, y nació directamente del que en él suscitó Matilde Viscontini-Dembowski, de suerte que sin conocer este proceso, el libro pierde buena parte de su sentido. Ya he dicho alguna vez que cuando Stendhal recibe en París la noticia de la muerte de Matilde, ocurrida en 1825, escribe en un ejemplar de 'Del amor' la fecha de este fallecimiento seguida de estas palabras: muerte del autor”.

Es algo que el autor nos dice en su primer prólogo: “Explica sencillamente, razonablemente, matemáticamente, por decirlo así, los diversos sentimientos que se suceden unos a otros y cuyo conjunto se llama la pasión del amor” (página 51). En su segundo prólogo, lo calificará como “psicología del amor”. Antes, la traductora había repasado los diversos amores que a lo largo de su vida había tenido el autor de 'La Cartuja de Parma' a partir de la confesión que hace en Roma en 1835 en esas memorias inacabadas que son 'Vida de Henri Brulard': “Virginia (Kubly), Angela (Pietragrua), Adela (Rebuffel), Melania (Guilbert), Mina (de Griesheim), Alejandrina (Petit), Angelina (Bereyter), a la que nunca amé, Angela (Pietragrua), Matilde (Dembowski), Clementina (Curial), Giulia (Renieri) . Y por último, madame Azur, cuyo nombre de pila he olvidado, y ayer, imprudentemente, Amalia (Bettini). La mayor parte de estas encantadoras criaturas no me honraron con sus bondades, pero han ocupado, literalmente, toda mi vida. Después de ellas, mis obras… (Página 12). Entre ellas no faltarán los amores idealizados pero tampoco las “pelanduscas”, como Angela Pietragrua, quién queda en su obra retratada como “catin sublime”.

Como dice Consuelo Berges, el principal negocio de su vida fue el escribir, y no el negocio del amor como pretende. Ortega y Gasset, en el ensayo 'Amor en Stendhal' que sigue a esta edición clásica de Alianza, publicada por primera vez hace cincuenta años, también es de la misma opinión y llega a afirmar que “se trata de un hombre que ni verdaderamente amó, ni, sobre todo verdaderamente fue amado. Es una vida llena de falsos amores”. Una idea esta que confiesa Ortega que desarrolla una de las que Abel Bonnard propone en 'La vida amorosa de Stendhal': “No pide a las mujeres otra cosa que autorizar sus ilusiones. Ama con el fin de no sentirse solo; pero, en verdad, se fabrica él solo las tres cuartas partes de sus amores”. (Página 480)

De nuevo Berges apunta: “Pero la gracia de este libro – esa gracia que le ha valido póstumamente el ser, con 'Rojo y negro' y 'La cartuja de Parma', uno de los tres libros más leídos y el más discutido del autor- radica precisamente en ser una escala de suspiros contrapuntada de verdades, si no matemáticamente, por lo menos experimentales”. (Página 38)

Henri Beyle propone la existencia de cuatro amores diferentes a saber: amor pasión, amor placer, amor físico y amor vanidad, y en su explicación junto a la teoría de la “cristalización” nos deja estas páginas en las que uno ha buscado ante todo esas historias que para reforzar sus teorías el autor de 'Rojo y negro' nos ha dejado.

Henri Beyle “Stendhal”. Del amor. Seguido de Del amor en Stendhal de José Ortega y Gasset. Traducción y prólogo de Consuelo Berges. Alianza Editorial, 2018, 3ª edición. 528 páginas . 14,50€.