Poemas de la locura. Friedrich Hölderlin
En el prólogo a su traducción de Hiperión, la gran obra de Friedrich Hölderlin (Lauffen, Wurtenberg, 1770- Tübingen, 1843) Jesús Munárriz, el editor de esta conocida colección y editorial especializada en poesía, cuenta:
“En 1804, y gracias a las gestiones de su amigo Sinclair, el landgrave de Homburg le ofrece a Hölderlin la plaza de bibliotecario de la corte. Hölderlin entra a trabajar a la biblioteca de palacio. Frecuentes crisis mentales.
En 1805, un médico que le visita declara sobre su estado de salud: “du locura se está convirtiendo en frenesí, y es imposible comprender su lenguaje, que parece una mezcla de alemán, griego y latín.” Por fin, en 1806, su estado mental y también ciertos cambios políticos en la corte de Homburg, hacen que el landgrave prescinda de sus servicios. Sinclair lo interna en una clínica de Tübingen, pero su estado no mejora.
En el verano de 1807, un ebanista de la misma ciudad, llamado Zimmer, entusiasmado con la lectura del Hiperion, visita a Hölderlin en la clínica y decide llevárselo a vivir a su casa, junto al Neckar. Allí permanecerá el poeta hasta su muerte, que no llegó hasta 1843, siempre apreciado por la familia del ebanista, incluso tras la muerte de éste, y en un estado de locura pacífica que no le impedirá seguir escribiendo poemas en los que a menudo se advierte una cierta incoherencia, pero no exentos de en ningún caso de un fuerte arranque poético. También toca y compone música al piano, y da largos paseos por los parques y los alrededores de la ciudad, con aspecto infantiloide, de “niño grande”, con frecuencia perseguido y molestado por los estudiantes.
De vez en cuando recibirá visitas de sus viejos amigos o de gentes que acuden a por curiosidad al ir extendiéndose su fama. Él les dará tratamiento de “alteza serenísima”, “excelencia”. “majestad”, etc. Y se dirigirá a ellos como “Scardanelli” voluntariamente olvidado de su personalidad de Hölderlin, y siempre actuando y hablando con una mezcla de lucidez y locura que desconcertará a sus visitante.”
Esas son las circunstancias en las que nacen estos “Poemas de la locura”, solicitados por sus amigos y visitantes a los que pregunta, “Sobre qué quiere qué se lo escriba: sobre las estaciones, sobre Grecia, o prefiere un pensamiento poético.” Recogidos de aquí y allá y que se nos presentan en edición bilingüe.
Vienen precedidos estos cuarenta y nueve poemas por los testimonios de varios de sus visitantes y amigos como Wilhelm Waiblinger, “Vida, poesís y locura de Friedrich Hölderlin, Wilhelm Waiblinger, “Fragmentos de su diario”, una “Conversación entre el carpintero Zimmer y el escritor Gustav Kühne, el testimonio de Bettina Von Arnim, el “Borrador de una carta de Hölderlin en francés.” Y la “Carta de Lotte Zimmer, hija del carpintero , comunicando al hermano de Hölderlin la muerte del poeta.”
En fin, un buen momento para leer dos obras de uno de esos poetas que aún late en la obra de muchos poetas actuales y de cualquier tiempo.
Friedrich Hölderlin. Poemas de la locura. Traducción de Txaro Santoro y José María Álvarez. Edición bilingüe. 4ª Edición. Ediciones Hiperión, 1985. 160 páginas.
Friedrich Hölderlin. Hiperión o el eremita en Grecia. Traducción y prólogo de Jesús Munárriz. 6ª edición. Ediciones Hiperión, 1983. 216 páginas.