Una pareja de pioneros de la novela negra nórdica
Siguiendo la ruta de Pedro G. Cuartango por la novela negra, leo El alegre policía, una novela de 1968, rescatada de una edición de la editorial Noguer de 1972, dentro de su colección Esfinge, de la pareja sueca Maj Sjöwal y Per Wahlöö a los que se puede considerar como los padres de lo que luego sería el boom del género en los países nórdicos. En esa colección de Noguer alternan con escritores como John Le Carré, Patricia Highsmith o Friedrich Dürrenmatt.
Pedro G. Cuartango contaba que había conocido en España a Maj Söjwall unos años antes de su muerte el año pasado. Su compañero de vida y escritura había muerto mucho antes, en 1975 cuando sus novelas policiacas se traducían por todo el mundo y eran apreciadas, además de por sus tramas por su intento de presentar de una manera crítica y con un enfoque marxista, muy de los tiempos que corrían, a la sociedad sueca de su tiempo. Se cuenta en la contraportada que el matrimonio se encontraba en ese momento documentándose para un trabajo sobre los métodos empleados por la policía de Estados Unidos, Reino Unido y Suecia, como prueba de la seriedad y el rigor con que se tomaban su tarea. Se trataba, como hicieran antes los clásicos del género norteamericano, Dasiell Hammet y Raymond Chandler de ir un poco más allá de un género que ante todo trataba de hacer pasar el rato a través de la intriga y el suspense. Hoy día, por lo que un ha leído hay pocos escritores de novela de intriga que no sigan ese camino. Y ahí están, por no ir más lejos, los novelistas españoles que han abordado este tipo de novelas como Juan Madrid o Manuel Vázquez Montalbán con sus investigadores desengañados, irónicos y críticos con la sociedad que les ha tocado vivir.
El alegre policía es una novela que no tiene un solo protagonistas. La investigación de un inexplicable ataque a un autobús urbano la hace un grupo de policías de manera coral y que se presentan ante el lector con su forma de ser, sus familias, su entorno y sus distintas maneras de ver la vida y abordar los problemas y la investigación. No hay otra singularidad, aunque esto le parezca a uno de lo más normal viendo por donde han ido luego las reglas del género. La época, el ambiente, los problemas de cada día son algo sustancial en el planteamiento. Luego, la trama, la resolución ya casi no tiene importancia porque está casi todo dicho.
Cualquier amante del género puede contrastar lo que estos pioneros nórdicos escribieron con las obras de la multitud de autores de aquellas tierras que hoy inundan las librerías y comprobar como muchas de sus propuestas siguen vigentes.
Maj Sjöwall y Per Wahlöö. El alegre policía. Editorial Noguer, 1972, 304 páginas.