Alfons Quintá o el hijo del chófer
En los dietarios de Josep Pla, en los que durante algunos años anotó la vida de cada día, aparece muy a menudo Josep Quintá, un viajante de comercio textil que se convirtió en uno de los habituales del escritor de Palafrugell. Por su oficio, viajaba a menudo a Francia, de donde le traía a su Mas de Llofriu periódicos, revistas, vinos, quesos y noticias. Se acabaría convirtiendo durante muchos años en un hombre de confianza que serviría como tanto de secretario como de chófer, siempre dispuesto a servir para cualquier cosa que el escritor necesitara. Josep Quintá formaba parte del círculo íntimo de Pla y allí, en ese Camelot que dice Jordi Amat, se convirtió en imprescindible. El acceso a aquel entorno le permitiría asomarse a aquella corte por la que pasaron muchos de los principales personajes influyentes de la vida social, económica y política catalana, como es el caso del historiador Jaume Vicens Vives, Manuel Ortínez o Fabián Estapé.
Y allí, en ese ambiente creció Alfons Quintá (1943-2016) periodista y abogado, el hijo del que se había convertido en el “chófer” y el hombre para todo de Pla y del que Jordi Amat reconstruye su sorprendente trayectoria vital desde sus inicios de hijo rebelde que con dieciseis años intenta chantajear a JosepPla para que convenza a su padre a que acceda a sus peticiones, al periodista que destapará siendo delegado del periódico El País en Cataluña del caso Banca Catalana, el banco de la familia Pujol, para después convertirse en el primer director de la TV3, al servicio del mismo hombre al que había intentado destruir. El final personal no pudo ser peor y digno de la mejor e insospechada novela negra.
Jordi Amat tiene la virtud de contar aquella vida y aquel tiempo de la vida catalana lleno de chantajes, corrupciones, secretos y voluntades compradas, en las que la personalidad de este periodista siempre tuvo clara la fuerza de su profesión y el poder que ella le otorgaba, bajo ese lema que tantos han usado en la vida: “El poder verdadero es que le teman a uno”.
Pero además del protagonista, como es de suponer, aparecen en esta historia que se lee como la mejor de las novelas, gentes del mundo del periodismo catalán como Carlos Sentís o Ibáñez Escofet... primeros protectores de Quintá yluego traicionados, personajes de la política como Josep Tarradellas o Jordi Pujol, del periodismo de Madrid como Juan Luis Cebrián, o del mundo de las finanzas como el mencionado Ortínez o Fabián Estape. Y entre todos ellos, siempre Alfons Quintá, un personaje que ejemplifica con su trayectoria vital las miserias y grandezas de aquel tiempo. No se perdió una.
Sin duda uno de los mejores libros que ha leído uno en mucho tiempo. No se lo pierdan. Seguro que no les defraudará. Habrá que leer a Jordi Amat.
Jordi Amat. El hijo del chófer. Tusquets Editores, 2020. 256 páginas. 18,50€.