Patxi López, decisivo en Castilla-La Mancha
La sorpresa en negativo ha sido mayúscula en las filas de García-Page. Nadie esperaba que el “pedrisco” arreciara por estas tierras con la intensidad que lo ha hecho. Ochocientos avales menos, sobre los cinco mil que el aparato del partido puesto a disposición de Susana Díaz, es una diferencia que ha hecho temblar los cimientos del palacio de los Condes de Fuensalida. Mucho más, cuando nadie ha dicho cuántos son los avales conseguidos por Patxi López en la región que igualarían los conseguidos por Page y Fernández Vaquero. Claro, que lo de Patxi en estas primarias internas apesta cada día más a lo que el esquinado Patxi Nada ha hecho toda la vida, que no es otra cosa que acudir en auxilio del vencedor o traicionar a las primeras de cambio a aquellos a quién más debe. Lo hizo con el PP, al que castigó primero cuando le regaló la silla de haya de “lendakari” bajo el árbol de Guernica, y al que también le faltó tiempo después para volver a golpear con furia a quienes tuvieron la mala idea de “agraviarle” con la Presidencia del Congreso de los Diputados. Dos muestras de su carácter torvo y tan poco de fiar como su mirada. Luego, no contento con las muestras de agradecimiento hacia el adversario a quien debe los dos mayores cargos que ha ejercido en su vida, arremetió contra Pedro Sánchez en cuanto tuvo ocasión. Al que parecía el más fiel de sus leales, después de haberle convencido de que lo mejor para todos, y para él mismo, era dejar su escaño de diputado, le faltó tiempo para presentar su propia candidatura. Una traición que no se olvida en las filas sanchistas, por mucho que ahora con una teatrera humildad ovejuna Pedro le ofrezca algo que ya tiene en la mano y con sentido en ambas direcciones. Patxi se trabaja el discurso de la unidad y a lo único que aspira es a llegar en condiciones de arrancar unos votos a los dos contendientes para correr en auxilio del vencedor.
Y aquí en Castilla-La Mancha ya hay más de uno echándole las cuentas a Page en la calculadora de Susana: si en un territorio en el que si apenas parecía moverse algo en contra era Albacete, la diferencia sin contar los avales del tenebroso Patxi son ochocientos votos, apañados estamos. Resulta que el control sobre la militancia que Emiliano ha vendido desde su baronía empieza a sonar en Sevilla a mandanga manchega. Un territorio que se contaba controlado y susanista hasta las cachas, aparece con síntomas preocupantes de pedrisco. Hasta ganando Susana no podrá Emiliano ponerse muchas medallas. ¿Cuántos son los de Patxi?