Page-García Molina: no es boda, es arrejunte
Del tipo de relación establecida en el codicilo matrimonial del pagepodemos lo dicen todo las manifestaciones que desde el primer día viene dejando caer la parte contratante de la segunda parte, o sea Podemos: “Dentro de un año veremos si se han cumplido los acuerdos”; “si se ponen impedimentos habrá que romper en un tiempo razonable”. Total, que en los postres del banquete nupcial se habla más del protocolo de separación y divorcio que de todo aquello que alimenta y hace brotar el amor de los novios. No habían firmado todavía el acta matrimonial para siempre y ya le habían puesto plazo y condiciones, fiados en ese amor sincero que brota en las miradas cargadas de pasión de los contrayentes.
Lo decía en un reportaje de televisión un participante en una boda gitana cuando se le preguntaba por qué no se hacía el rito del pañuelo para testificar la virginidad de la novia: “Ja payo. Esto no es boda, es arrejunte”. Y así como en aquel arrejunte gitano el pañuelo y las almendras confitadas brillaron por su ausencia, en este ajuntamiento pura pasión Molina III se olvidó de aquellas promesas de mayo del quince de televisar las negociaciones por la tele de Ramón y el jamón, porque ya se sabe aquello de cuando mayo, la calor los trigos que encañan y el ruiseñor que tan bien canta para solaz y distracción del ingenuo elector.
Uno tiene dicho unas cuantas veces en este papel digital que el año que viene por estas fechas se escenificará el divorcio del arrejunte, que apenas en este agosto se acaba de certificar tirando el puchero al cielo. Ahora, con nueve asesores acoplados en las dos y respectivas Vicepresidencia y Consejería del arrejunte, lo ponga en duda: apurarán los plazos, pondrán el cazo hasta el momento de la convocatoria electoral porque no les quedará otra y acumularán las cotizaciones necesarias para irse al paro también a costa de esa “gente” que vinieron a redimir. A García-Page no le ha podido salir mejor la jugada y al tran tran, incluso se presentará delante del electorado con la imagen del hombre traicionado por sus aliados.
Hace unos años todavía, a la gente que se casaba por la Iglesia Católica, se le oía decir que si lo hacía así, era porque estaban convencidas de hacerlo para toda la vida. Ahora, por lo civil, lo criminal o de hecho, antes de firmar los papeles del matrimonio se establece el régimen de divorcio. El pagepodemos ha estado con los tiempos. No han disimulado y empiezan, tras partir la tarta, a poner los sobres de los invitados bajo el régimen de separación de bienes. No es boda, es arrejunte.