Lorenzo Robisco hace de Rappel. Cuernos mutuos
Los matrimonios que más duran son sin duda los de conveniencia. El problema es conseguir que la sociedad de socorros mutuos establecida por el contrato nupcial se prolongue indefinidamente en el tiempo. Cuando eso se logra no hay humano que desate el vínculo establecido por el común interés, en versión doméstica del liberal interés particular que decía don Adam Smith mueve el mundo. El pacto entre PSOE y Podemos a nivel regional puede ser un buen ejemplo, y como decía el editorial de ayer de este periódico, la mejor prueba de la fortaleza de la unión, fueron las declaraciones del portavoz regional del PP Lorenzo Robisco augurando una futura ruptura y el reparto de mala manera de los gananciales en el fin de la alianza. No hacía falta ser adivino para predecirlo; pero cuando eso ocurra la legislatura estará cumplida y los cónyuges se buscarán la vida demostrando a su electorado que lo único que hicieron fue aplicar la vieja receta conservadora de don Antonio Cánovas a la política como el arte de lo posible. Por lo pronto la mitad de la legislatura se ha cumplido y unos y otros, aunque se miren de soslayo, saben que se necesitan hasta el momento que Robisco, Rappel y uno mismo predice sin miedo a equivocarse.
Eso si de aquí a la ruptura cantada y anunciada unos y otros tienen que justificar ante sus votantes que la cosa mereció la pena y que no fue un mero ejercicio para ocupar el poder e impedirlo que lo hiciera la malvada Cospedal. Las otras políticas y la otra forma de hacer política que han proclamado sobre todo desde el lado morado no se pueden quedar en los fuegos de artificio y los discursos vacíos o simplemente a la contra de la primera parte de la legislatura.
Y es que sectores significativos en la vida social y política de la región, como es el caso de una buena parte del sindicalismo, ha pasado en ese tiempo del recibimiento entusiasta a la alianza de los nuevos gobernantes, a un alejamiento, cuando no enfrentamiento con las pretendidas nuevas políticas. Ahora, sin duda, tendrán que desarrollar en sus políticas y en las decisiones que marcarán lo que será la imagen de la legislatura algo más que promesas.
Está claro que hasta el último alcalde que pretende renovar mandato guarda sus mejores cartas para llenar el calendario del último curso antes de las elecciones, y la alianza entre Page y Molina prepara ese fin de fiesta en forma de los presupuestos del próximo año que, prorrogados o no para el siguiente año electoral, marcarán el que los electores califiquen de éxito o de fracaso su alianza. En ello están y luego en decidir el día en que mutuamente se ponen los cuernos. De socorros mutuos a cuernos para todos.