García-Page en la “Escuela de Buen Gobierno” de Pedro Sánchez
A partir del jueves que viene, día quince, el PSOE de Pedro Sánchez va a celebrar una “Escuela de Buen Gobierno”. El objetivo fundamental, confesado por el propio secretario general, es mostrar la unidad del viejo y nuevo PSOE, y para ello, era fundamental conseguir la foto de los cinco secretarios generales de Felipe González, al propio Pedro Sánchez y de los barones regionales completando el cónclave de la reconciliación. Por lo pronto, no estarán ni Felipe González ni Alfredo Pérez Rubalcaba. Pedro Sánchez se va a tener que conformar con que le acompañen José Luis Rodríguez Zapatero, si es que en esos días no sale un bolo para pacificar Venezuela o el Zaire, y Joaquín Almunia, del que algunos ya se habían olvidado que un buen día fue secretario general del PSOE.
Entre los barones, el asturiano Javier Fernández ya dejó claro hace unas semanas que él no cree en el concepto de unidad que desarrolla su secretario general, y la verdad es que personalmente tiene un buen puñado de razones para ser un incrédulo después de su paso por la presidencia de la gestora y que Sánchez no olvida ni perdona. La última fue disparar contra esa ocurrencia del estado plurinacional recordando a Sánchez que “ningún Estado Federal se define como plurinacional”.
Otro barón, el valenciano Ximo Puig, le ha recordado que casualmente el próximo fin de semana son las fallas en Valencia y sería una afrenta que su presidente se fuera de finde de escuela de buen gobierno. Javier Lambán no tiene el Pilar como excusa, pero tampoco irá; y de Susana Díaz, también de una manera casual, aún no se conoce su agenda… en fin, todos los focos han que dado puestos en el otro barón, o “baroncito”, como malvadamente se le llama en Ferraz, que nunca ocultó su falta de empatía con el “guapo”, que es el apelativo con que se le devuelve a Sánchez la gentileza hacia Emiliano desde el Palacio de Fuensalida.
Así que cerradas definitivamente las puertas de Felipe y Rubalcaba, la aparición de Susana y Emiliano será lo más relevante de la pretendida puesta en escena de la unidad socialista y de ello se hablará durante el fin de semana que viene, mucho más que de buenos gobiernos y buenas escuelas.
No me atrevo a decir lo que Susana Díaz hará, pero si yo fuera Máximo Díaz Cano, su asesor favorito, le aconsejaría que eligiera el momento para aparecer en la reunión socialista, porque tendría aseguradas unas cuantas portadas. Ya digo que Susana es mucha mujer y cualquier cosa puede ocurrir.
Con Emiliano García-Page lo tengo más claro: no faltará, pondrá cara de alumno aplicado, tomará apuntes y luego desaparecerá discretamente sin armar ni un solo alboroto. Si no le queda más remedio que hablar con la prensa, pondrá el piloto automático y recitará aquello tan bonito de la unidad del partido y de lo fuertes que somos unidos y alegres… eso, sí, lo que tenía que decir sobre el liderazgo actual en el PSOE lo ha dicho en una entrevista en La Tribuna este fin de semana: “No somos un convento de clausura”.
Ya se saben los tres votos conventuales: castidad, pobreza y obediencia.