José Luis López Romeral y su apostolario de Melque
Santa María de Melque es un espacio mágico. Nadie que lo visite y que tenga la más mínima sensibilidad puede dejar de sentir que se encuentra en un lugar único y singular. Los arqueólogos y los historiadores del arte pretenden explicarlo por la acumulación de misterios sin resolver que cada vez que se profundiza en su estudio salen a la superficie. El patriarca del arte hispano, Manuel Gómez Moreno, ligó a Melque con las iglesias mozárabes de Asturias y Cantabria, con Santa María de Lebeña como modelo más cercano. Hoy, los que más saben de esto no se atreven mas allá de señalar “la herencia constructiva de la tradición tardorromana” y su vinculación con “ejemplos conocidos en el mundo oriental dentro de la tradición bizantina más antigua”. Una rareza en suma y un tesoro para arqueólogos e historiadores que seguirán durante muchos años dándole vueltas.
Desde hace ya unos años la Diputación de Toledo anda empeñada en potenciar su valor con la celebración de actos culturales, exposiciones y conciertos y la mejor prueba es la programación que entre el 11 de agosto y el 8 de septiembre se desarrollará en su recinto y que tiene como protagonistas a artistas de la relevancia de Sole Giménez, Ricardo Fernández del Moral, Cómplices y Julián Maeso y María García. Una iniciativa que hay que agradecer y que contribuye a la difusión de los valores del monumento.
Pero al lado de las instituciones hay un grupo de personas que tienen también puesto se empeño desde hace años en la promoción de Melque y la comarca de Montalbán. Uno de ellos es José Luis López Romeral, pintor, escultor, poeta, letrista, cantaor flamenco... y tantas cosas, aunque sobre todo, artista y amigo de sus amigos. Un coleccionista de amigos empeñado también en celebrar cada día y cada momento el rito de la amistad. El viernes pasado, con el entorno de Santa María de Melque como marco y escenario, José Luis brindó a sus amigos una de esas sesiones rituales inolvidables.
Hace unos años José Luis realizó una exposición bajo el título de “Apostolario”, en la que retrataba a sus doce apóstoles-amigos, destacados en la difusión de la “buena nueva”, del arte, del vino, de la poesía, del cante, o simplemente de la amistad. Allí convocó a sus apóstoles y allí mismo les entregó los retratos que durante estos años ha expuesto en diferentes lugares. Allí estaban los amigos Antonio del Camino y Jesús Cobos apóstoles de la poesía, y allí llevé a mi amigo Manolo Cerdán para recibir el homenaje como apóstol del arte de su amigo Romeral. La noche fue ante todo eso. Primero se emplazaron las dos estatuas que López Romeral ha donado al lugar y luego Carlos Sánchez, un maestro de la guitarra de Navahermosa y su banda de músicos maestros, estrenó su Dulcinea de Melque, inspirada en la obra de José Luis. Luego Antonio del Camino entregó a sus amigos su exquisita edición, maquetada, cosida y encuadernada por él mismo de su “Canción encadenada a Dulcinea de Melque”, bebimos un vaso de zurra manchega y nos volvimos para Talavera Manolo , su mujer, Sara Tornero, y el que suscribe, “que el gozo `nos´ reventaba por las cinchas del caballo”. Sarita nos dijo a Manolo y a mí que además de a Romeral a nosotros nos quería un poco más.