García Molina amortizado
A estas alturas de la legislatura Emiliano García-Page ha dado por amortizado al político que le ha permitido gobernar durante cuatro años en Castilla-La Mancha. José García Molina, el hombre de Pablo Iglesias en Toledo, es definitivamente el Molina III que se auguraba. El primero de la saga de los Molina, José Molina Martínez, se convirtió en el portavoz de una metástasis que se llamaba Pepe Bono tras afirmar que el cáncer de la región llevaba su nombre; el otro, José Manuel Molina fue el más fiel consejero de la Leal Oposición que conocieran los tiempos en Castilla-La Mancha. A García Molina, García-Page le abdujo, le nombro vicepresidente, le hizo sentirse importante con un par de Consejerías sin presupuesto ni contenido y él mismo se encargó de cavar su propia fosa. La mejor prueba de ello es que cuando Emiliano García-Page piensa en futuros pactos que le permitirán seguir en el Palacio de Fuensalida no mira para la izquierda sino para el centro que pretende ocupar Ciudadanos. La declaración de camaradería con Albert Rivera de hace unas semanas no deja lugar a la duda. Si hay alguna formación política que piensa el presidente de Castilla-La Mancha tendrá un papel decisivo dentro de apenas cinco meses, esa será Ciudadanos.
Y es que el Podemos de Pablo Iglesias y “todas sus confluencias” se desangra por toda España con un Íñigo Errejón que prescinde del modelo de su propia criatura y una Izquierda Unida que ahora ve claro que su entreguismo ante la ola de populismo y demagogia que representaban los supuestos herederos del 15-M tenía las patas tan cortas como sus fórmulas mágicas. Pero además en Castilla-La Mancha la entrada en el gobierno de García-Page les presenta ante buena parte de los que creyeron en sus mensajes de regeneración y nuevos tiempos en la política, como los “acoplados” de siempre. Errejón y Llamazares son la última expresión de ese continuo tejer y destejer de una izquierda que desde la caída del muro ensaya una y otra vez la tragedia del sectarismo convertida en sainete.
Por eso ahora el olfato político, aparte de las encuestas propias, que no las de Tezanos, le dicen a Page hacia dónde tiene que tirar las redes. Su baza es representar el PSOE socialdemócrata y de toda la vida; el que conoce que los caladeros de votos en la región no están a su izquierda, sino a su derecha. Un PSOE de Emiliano que cada vez que tiene ocasión se desmarca de las alianzas de Sánchez y que presenta una cara muy alejada de todo lo que representa ese Podemos de Iglesias, que como buen partido en la tradición comunista sigue devorando a sus hijos. García Molina, al menos como último gesto ante los que creyeron en él, podía volver a la Universidad. Ahí puede llegar a mayo sin apuros.