San Ildefonso, la humildad que derrotó a la soberbia
Toledo tiene un santo patrón, San Ildefonso, con el que guarda una afinidad de valores. La tradición nos dice que es un protector o alguien a quien interceder. Lo que es seguro es que las generaciones que han habitado nuestra histórica ciudad saben que su patrón, que aquí nació en el año 607, aquí vivió, aquí fue monje y obispo y aquí murió, aunque no está enterrado aquí, es un modelo de humildad, de trabajo, de pasión por sus devociones, en especial a la Virgen, y de entrega a los demás. Y si sus valores son destacables, hay una acción suya que entronca de una manera muy directa con nuestro presente: el velar por las mejores condiciones de las mujeres, pues, estando ya en el Monasterio Agaliense, fundó un convento para religiosas, al que dotó con los bienes de su propia herencia, pues él venía de una acomodada familia visigoda. La mujer entonces y la mujer hoy están en el centro de nuestro interés y en la búsqueda de la igualdad.
Toledo está de fiesta. Y parte de la fiesta alcanza para que algunas personas e instituciones de esta ciudad sean reconocidas por sus hechos y sus valores. San Ildefonso realizó muchas cosas en su vida porque tenía fe, pero también porque creía en sí mismo. Por estas razones está muy bien que Toledo lo tenga como patrón y que podamos afirmar que pueden hacer muchas cosas quienes creen que pueden. Estoy segura de que las instituciones y personas, a las que hoy todos felicitamos, siempre han creído que podían, han creído en su labor diaria y han desarrollado bien su quehacer. Por eso hoy estas instituciones y personas están siendo honradas por toda la ciudadanía de Toledo.
Con la humildad que derrota a la soberbia y con tenacidad se consiguen los objetivos que parecen difíciles de conseguir, miro al pasado de nuestro Patrón, veo las dedicaciones y el presente de las personas e instituciones que reconocemos y tengo muy claro el rumbo que debemos seguir para lograr un porvenir mejor, y ese rumbo no es otro que el de estos modelos que nos sirven, tanto el Patrón, como las instituciones y personas.
Su lección es una lección para todos nosotros. Sabemos que nadie les ha regalado nunca nada. Con ellos aprendemos que el futuro hay que ganárselo y que nadie vendrá a darnos aquello que nosotros no sepamos conseguir.
Por sus enseñanzas, por su modelo y por su trayectoria bien merecidos tienen estos reconocimientos:
La Escuela Central de Educación Física del Ejército, Medalla de Oro de la ciudad por sus cien años en la historia de Toledo.
María Antonia Ricas y Carmen Fernández, Hijas Predilectas por su trayectoria educativa, cultural y social.
Isabel Fernández y Eduardo Sánchez Butragueño, Ciudadanos de Honor, por la proyección de la ciudad que llevan a cabo tanto desde el paralelismo, como desde el blog Toledo Olvidado.
Mario Paoletti y María José Coarasa, Hijos adoptivos por hacer de Toledo su patria con amor y buenos servicios.
A la Guardia Civil, que cumple 175 años sirviendo a España y al Colegio Santiago el Mayor por sus 65 años de atención a la infancia.
Toledo es historia y es cultura. Y más que el oropel de la fama nos interesa la lección de vida, de valores y de hechos de estas instituciones y personas, y de nuestro Patrón, a quienes miramos con admiración y con el optimismo realista para encarar un futuro que nos compromete a seguir, a que Toledo siga, por un camino de fe, de esperanza, de solidaridad y de entrega. Siendo como ellos, imitando el gesto de sus vidas, entre todos conseguiremos que Toledo, que fue la capital de un imperio y siempre lo fue de la cultura, alcance y permanezca el lugar que, en justicia, en la historia de España le corresponde.
Claudia Alonso, candidata a la Alcaldía de Toledo por el Partido Popular