Los equilibrios de Page en el alambre
El inevitable adelanto electoral no ha cogido por sorpresa a Emiliano García Page. En el Palacio de Fuensalida se temía lo peor, y lo peor era un superdomingo electoral en el que a las papeletas para elegir los ayuntamientos, los gobiernos regionales y el Parlamento Europeo, se hubieran añadido las candidaturas al Congreso de los Diputados y al Senado que acaban conformando el Gobierno de España. Del mal el menos, aunque en apenas un mes será difícil vender el mensaje de unas siglas a nivel nacional y luego pretender separarse de ellas. Sánchez y lo que ha representado el sanchismo en estos meses, se ha convertido en un activo tóxico para aquellos barones regionales que, como Page, no creen en ese PSOE radical, populista y podemizado que no tiene ningún problema para admitir como socio a los que han demostrado por activa y por pasiva que no creen en algo tan fundamental como es la unidad de una nación que se llama España, “ese concepto discutido y discutible” que diría ZP.
Ahora a Emiliano García-Page, secretario regional del PSOE de CLM no le queda otra que hacer campaña en abril a favor de su secretario general y luego intentar convencer a sus electores de que lo que vale para España no vale para CLM. Lo contrario, o el retraerse en la campaña de abril, sería juzgado como una traición imperdonable, por mucho que se quiera colar la teoría de las múltiples almas de su PSOE. Un ejercicio de funambulismo político que le pondrá a prueba como el superviviente que siempre ha sido, porque desde la oposición se remachará en el mensaje de que el PSOE es uno, porque, en política por ahora, no se admite como dogma el misterio de la Santísima Trinidad.
Además y para ponérselo más difícil, Sánchez y su segundo Ábalos se van a encargar de sacar de las listas al Congreso y al Senado a cualquiera que haya mostrado la más mínima discrepancia con la línea marcada por Sánchez. Ahí está la purga reciente del expresidente Barreda, que ya ha dado por hecho que no irá en las listas. Los aspirantes a diputados y a senadores del PSOE en CLM serán hombres y mujeres de mostrada fidelidad sanchista. Los estatutos del partido, renovados tras la vuelta triunfal en las primarias de Sánchez, lo garantizan. Si Page logra colar en esas listas a algún fiel lo será porque en Ferraz no tendrán más remedio, algo que tras el cesarismo que impregna las normas de elección de candidatos del PSOE se antoja como imposible.
Por eso será digna de seguir la forma en la que García-Page se desenvuelve en la doble campaña electoral y la reacción de sus votantes. A Emiliano no le queda otra opción que bailar en el alambre como un funambulista. Pero, si hay alguien hoy en el PSOE capaz de hacerlo, ese es él. Yo no lo dudo.