Talavera en Burgos
Uno de los grandes problemas de Talavera, como de casi todas las ciudades que viven un periodo de decadencia, es que al final parece inevitable que a fuerza de buscar soluciones sus habitantes acaban mirándose al ombligo. Se olvida a veces que si una ciudad o un territorio ha sido algo, ha sido porque ha sabido venderse al exterior y atraer sobre sí y sobre sus productos la atención y el interés. Nadie discute que las épocas de mayor pujanza económica de Talavera han sido aquellas en las que un gran territorio encontraba en el comercio talaverano todas sus expectativas cumplidas y buena parte de ese comercio se proyectaba mucho más lejos de esa comarca natural. Se decía que Talavera vivía de la comarca, pero también que los viajantes de comercio talaveranos viajaban sus productos por toda España. Sin entrar en profundidades, la incapacidad para adaptarse a los cambios que en los últimos treinta años se han producido en la economía y sustancialmente en el comercio son uno de los factores fundamentales que explican la evidente decadencia de la ciudad y de la comarca. Muy pocos han sabido adaptarse a las necesidades de los nuevos tiempos en los que el comercio electrónico, las grandes distribuciones y las grandes superficies se han impuesto sobre los modelos tradicionales.
En ese mundo nuevo es fundamental salir al exterior, proyectar los productos y servicios sin límites espaciales y, sobre todo, ser ambiciosos en los objetivos. Afortunadamente, de vez en cuando surge alguno de esos brotes verdes que le hacen a uno recuperar cierta esperanza dentro de su escepticismo. Uno de ellos es la inauguración, hace apenas unos días, de la exposición 'A témpora, seis mil años de cerámica en CLM', en Burgos, tras el éxito en la propia Talavera, gracias a la colaboración de la fundación Impulsa de CLM y la del VIII Centenario de la Catedral de Burgos.
La cerámica de Talavera fue grande cuando, como el comercio, tuvo una proyección exterior que hoy nos admira, cuando en una gran ciudad española o de cualquier parte del mundo, de pronto nos encontramos con un panel de azulejería de Ruiz de Luna o una calle rotulada por Niveiro. Talavera no se miraba el ombligo, sino miraba como colocar sus productos en el último rincón de la tierra…
'A témpora' en Burgos, y ojalá que sea posible que después se vea por toda España, es una ocasión de promoción de una ciudad que, en este caso, intenta buscar en una de sus artes tradicionales abrirse al mundo y atraer visitantes. La iniciativa de los paneles cerámicos que en estos momentos se desarrolla dota de contenido y coherencia a ese intento. Talavera está en Burgos y uno espera que esté en todo el mundo. Page y Ramos de la mano en el Palacio de Congresos del Fórum de la Evolución Humana de Burgos son una buena noticia para todos.