En La Tribuna de Toledo leo una entrevista que me pone los pelos de punta: “Nos gustaría ver un empresario en prisión”, es el titular que Manuel Prior, presidente de Asociación de Víctimas de Accidentes Laborales de Toledo (AVALTO), le da al periodista. Lo demás en la misma línea. Los únicos culpables de los accidentes de trabajo son los empresarios que pasan de poner los medios de prevención adecuados. La Administración a través de la Inspección de Trabajo no hace nada. Tampoco el poder legislativo que tenía que aprobar unas penas mucho mayores, ni la propia Justicia en la que jueces y fiscales se encargan de rebajar calificaciones y penas. Condenar a un empresario con tres años de cárcel por homicidio imprudente, simplemente es asqueroso, sigue Prior. ¿Invitar a todos los políticos a unas jornadas de concienciación sobre la necesidad de prevención de accidentes laborales? Lo más a la derecha a los que invita ha sido UPyD, el PP no le contesta, por eso están los que están…
A uno, la verdad, se le hace duro pensar en un empresario que no cuida a sus asalariados, que descuida las normas de prevención para evitar accidentes laborales y que prefiere pagar seguros e indemnizaciones antes que poner en marcha las normas de seguridad laboral pertinentes. También se me hace duro pensar en una Inspección de Trabajo que no exige el cumplimiento de las normas de prevención y de unos empleados que simplemente no tienen otra opción que aceptar unas condiciones decimonónicas o morir. Se me hace duro pensar que los setecientos muertos en accidentes laborales del año pasado han sido consecuencia de la negligencia de los empresarios y no hay más culpables…
Pero sobre todo se me hace duro pensar en esa frase que con buen criterio periodístico encabeza la entrevista, porque se supone que si vemos a un empresario en la cárcel por un delito relacionado con la seguridad en su empresa, lo más probable es que detrás haya unos cuantos muertos, y lo más probable también, una empresa liquidada para siempre. El empresario encarcelado por el que suspira don Manuel Prior supone unas cuantas víctimas que servirán para llevarlo a la cárcel… Una pena, porque lo que uno saca de esa entrevista es ese sabor amargo que anida en el rencor y en el odio en individuos que piensan en ese binomio acción-reacción que tanta sangre y tantas lágrimas ha costado, promovido por los que pensaban qu cualquier método es bueno para conseguir un fin y salvarnos de nosotros mismos.
Don Manuel Prior, cuando tenga su empresario en la cárcel, será feliz, y habrá conseguido su loable objetivo, pero desgraciadamente otros muchos de los que dice defender llorarán irremediablemente. Unos muertos más no importan si un empresario por fin acaba en prisión y de una vez se aplica la justicia que preconiza don Manuel… Los pelos como escarpias, ya digo.