Pedro Sánchez, después de proclamar el muro contra todos los que no piensan como él y decir sin ningún empacho que gobernaría para los de su lado, acaba de echar a rodar por las cunetas del lenguaje el concepto de fachosfera, una palabreja que desprende el inconfundible aroma a plato precocinado en la factoría Moncloa.
La intención es la misma: perpetuar el guerracivilismo, la tensión zapateril y colocar a sus votantes ante la imposibilidad de votar a ese facherío devenido en fachosfera, como la nueva capa atmosférica que rodea a la humanidad para contaminarla. Y lo mejor del caso es que el personaje se queja de que son los demás los que le insultan y no le permiten actuar como el demócrata integral que es.
Y en esa ofensiva global para cerrar filas en el aprisco propio, no ha faltado una advertencia a Emiliano García-Page reconviniéndole con esa admonición tan jesuítica de que los trapos sucios se lavan en casa. Son ya muchos en la PSOE los que consideran que el presidente castellano-manchego se ha pasado unos cuantos pueblos al saltarse una y otra vez los preceptos del buen militante, y el colmo ha sido la foto en Fitur con los presidentes peperos de media España. Me temo, como bien ha visto el amigo Eusebio Cedena, que como ocurre con las declaraciones de los presidentes y entrenadores de fútbol con los árbitros, Emiliano ha levantado el pie y en unas declaraciones de las suyas ha centrado en Puigdemont la responsabilidad única del sainete trágico que es la legislatura de Sánchez. Cualquiera sabe que, sin la ambición de Sánchez, Puigdemont pintaría en España lo que la Juana en los títeres.
Pero bueno, uno comprende que al amigo Javier Alberola Rojas, el árbitro toledano con más futuro en la liga española, se le aflojen las canillas de vez en cuando y pegue algún gatillazo con el pito ayudado caritativamente por el VAR de turno. Emiliano está en terreno resbaladizo, e incluso gente de su entorno, como ha sido el caso de la delegada de la Junta en Ciudad Real, Blanca Fernández, le ha recordado que sin el PSOE detrás no ganaría elecciones. Algo que también le suena a uno a profesión de fe capaz de borrar todos los pecados cometidos: "El hombre se salva por la fe" y dentro de la iglesia.
Emiliano tiene claro su discurso. Le buscan las cosquillas dentro y fuera de su partido y es más difícil mantener el tipo sabiendo que el día menos pensado será considerado desde Sánchez-Producciones como socio de honor de la fachosfera, si es que no lo está ya.