Javier Gallego, talaverano, abogado y uno de los mejores especialistas en la obra de Francisco de Goya y Lucientes, acaba de localizar, después de una búsqueda de casi dos décadas, el retrato de Fernando VII desaparecido del Ayuntamiento de Talavera durante la Guerra de Independencia y sustituido por otro del pintor Vicente López Portaña. Si no recuerdo mal, fue en los años noventa cuando en el Archivo Municipal de Talavera apareció un recibo en el que se recogía el pago por parte de la corporación municipal de un retrato de Fernando VII realizado por Francisco de Goya y expedido a Talavera por la sociedad Galarza y Goicoechea, una firma comercial perteneciente a los suegros de Goya y que participaba por aquel entonces en las transacciones de su yerno habitualmente.
El cuadro fue encargado en agosto de 1808 y en el mes siguiente estaba en el Ayuntamiento de Talavera, según la documentación conocida. Luego, no se sabe a ciencia cierta cuándo se produjo la desaparición y consiguiente reposición del retrato de Vicente López, el caso es que de él nunca más se supo, hasta que en estos días Javier Gallego ha dado la noticia de la aparición de un cuadro, en una colección privada de la Comunidad de Madrid, que a todas luces cumple con todas las condiciones que se exigen a un cuadro de Goya y cuadra con todo lo que sabemos sobre él.
Uno ni es experto en Goya ni tampoco abogado, y no sabe si lo que se puede demostrar con el cuadro y los datos existentes en el Archivo Municipal, unidos a los diversos peritajes que al parecer se han realizado al retrato, cuadra con la suposición de que ese es un cuadro que pertenece al Ayuntamiento de Talavera, y por lo tanto al patrimonio de la ciudad y es posible una reclamación en los tribunales. Desde luego, uno, puesto en la improbable tesitura de localizar un cuadro de tal categoría que algún día fue de mi familia, no dudaría en buscar cualquier posibilidad legal de recuperarlo, como se dice vulgarmente, por lo civil o por lo criminal.
Al parecer, el actual propietario lo adquirió en una subasta y normalmente las casas serias de subastas, mucho más cuando son obras de esta categoría, no se conforman con documentar su procedencia a la ligera. Por lo tanto, tenemos un cuadro de Goya (eso parece indudable) y un posible propietario, el Ayuntamiento de Talavera, al que alguien, en un momento, le pegó el gran cambiazo. Pocos, pero suficientes argumentos para que el Ayuntamiento talaverano ponga a su equipo jurídico a trabajar. La propiedad de un Goya merece la pena.