Capilla Sixtina

La encuesta y la entrevista

7 agosto, 2018 00:00

Se publica una encuesta del CIS (Consejo de Investigaciones Sociológicas, organismo autónomo de la Presidencia del Gobierno) en la que el PSOE aparece como el partido más votado si se celebraran elecciones en el periodo de realización de la encuesta. De manera generalizada se alude a la “cocina”. Aunque no se sepa de qué se habla. La referencia a la “cocina”, en argot técnico, se relaciona con las técnicas que, quienes elaboran los datos de la información de las encuestas, utilizan para que los resultados sean inteligibles. Si se manipularan tales datos estaríamos ante una acción fraudulenta de las respuestas de los encuestados. Y si fuera fraudulenta, ¿por qué no se denuncia tanto si lo hace un organismo oficial, como es el caso, o una entidad privada? ¿Incorporamos la mentira, la manipulación y la propaganda partidaria como algo habitual en el desarrollo de la actividad política?

En realidad, a nadie le importan los números de las encuestas. Ni siquiera que  coincidan los datos publicados por el CIS con otras encuestas hechas por entidades privadas. Lo que se pretende es orientar la interpretación de los datos en una dirección u otra. En el caso presente, contra el Gobierno surgido tras la moción de censura, como consecuencia de una corrupción insoportable.

Durante estos días los periódicos, digitales o no, las emisoras de radio y las televisiones han dado explicaciones extrañamente coincidentes: se han “cocinado” los números. Es decir, los datos no son fiables. Se impone descalificar el efecto  del nuevo gobierno. La información es lo de menos. Nos situamos ante un “periodismo de combate”, que se activa en proporciones increíbles cuando no gobierna la derecha. Viene ocurriendo en los años que llevamos de democracia. Si el gobierno es de derechas el ambiente se dulcifica, no se amplifica la tensión. Si es la izquierda, se agita y se le ponen elevadas dosis de inestabilidad. Lo cual se relaciona con la falta de madurez de la democracia española. Son muchos aún los reflejos de dictadura que sobreviven en las estructuras mentales colectivas. Falta aprender hábitos democráticos, que exige que los medios de comunicación informen y modelen la opinión de los ciudadanos  con el sesgo político propio, pero sin mezclarse en el  combate ideológico.

Como corroboración de los defectos de la democracia, el último hecho reciente vendría a incidir en la misma carencia de madurez democrática. El presidente del Gobierno ha mantenido una reunión con el recién elegido presidente del PP, Sr. Casado. Normal en un sistema democrático, constituido sobre la base de dos partidos hegemónicos. Estuvieron tres horas reunidos. Sin embargo, apenas sabemos lo que se trató. Nos llegan consignas, frases lapidarias, eslóganes de campaña, pero nada de fondo. Y las preguntas serían ¿es posible que los partidos sean capaces de articular Pactos de Estado sobre los asuntos nucleares de España? ¿Es posible ponerse de acuerdo en aquellos temas que interesan a los ciudadanos para continuar avanzando hacia una sociedad más vertebrada y madura? No parece que sea fácil, como se ha demostrado en el intento de aprobación de las políticas de aumento de gasto.

Una vez más la derecha y la izquierda competidora del PSOE han confluido  en una coincidencia ominosa para dejar al Gobierno sin aprobar esta medida. ¿Se ha inquietado alguien por esta alianza casual o buscada?  Pero a lo que íbamos. ¿No sería posible que los ciudadanos conozcan las posiciones de cada  interlocutor en la entrevista realizada? Al ser conocidas podrían ser compartidas o no. Solo con información se afianza la democracia y fortalece frente a otros relatos. La democracia implica un ejerció permanente de comprensión, formación y evolución.