¡El gobierno aún no existe y ya se han proclamado los traidores! La que empieza será una lucha descarnada, librada diariamente, medio de comunicación a medio de comunicación, redes sociales, conjuras judiciales, obstruccionismo legislativo. Lo que haga falta. Valdrá todo como hemos podido comprobar en la ruin y miserable carta de los diputados del PP de Castilla-La Mancha, pidiendo que los diputados del PSOE voten contra el gobierno. ¿Cómo se atreven a tanta deslealtad? ¿Qué sabrán ellos de un partido centenario por el que muchos militantes dieron la vida? Proliferarán las actitudes feroces; las interpretaciones sesgadas; las intenciones manipuladas. Se creará, como en ocasiones anteriores, un ambiente angustioso, que agobie al ciudadano corriente. Pasó con González, le siguió Zapatero, se culminó con Rubalcaba. Ocurre cuando no gobiernan ellos. ¿No tienen derecho los ciudadanos a que nadie artificialmente les tense la vida? ¿Quiénes serán los traidores? ¿El Sr. Sánchez y los socialistas por querer gobernar? ¿O la derecha con su negativa cerrada a apoyar cualquier posibilidad de gobierno de izquierdas? Nadie debiera olvidar que en dos elecciones, con pocos meses de distancia, la derecha ni sumó antes ni ha sumado después votos para formar gobierno, mientras sí lo ha conseguido la izquierda. ¿No estará la derecha traicionando a los ciudadanos que han votado, con acierto o sin acierto, lo que han votado?
Atrás quedarán las conspiraciones abortadas, las “ñapas” de albañilería chapucera de la derecha y otros aliados oportunistas para dificultar la formación de gobierno al candidato más votado. No quiere la derecha que el Sr. Sánchez sea presidente de gobierno. ¿Le odian? No, exactamente. ¿Querrían otro socialista? En absoluto. A la derecha le importa un comino el Sr. Sánchez y los socialistas. Lo que les importa es haber perdido la posibilidad de gobernar España e intuir que pudiera prolongarse en el futuro. Por eso hay que crear barullo en la izquierda, enfollonar a los socialistas, pervertir las Instituciones, dinamitar las medidas del gobierno, disponer de una lista de traidores, comercializar en monopolio, a bajo coste y con calidad sospechosa, el concepto de patria.
El Sr. Sánchez ha buscado el apoyo de quienes, con representación parlamentaria, están dispuestos colaborar para que España disponga de gobierno, tras meses sin él. Para ello se necesita la abstención de los independentistas de Cataluña, que han cotizado su abstención por encima de su valor real. ¿Quién ha subido especulativamente el valor del voto en el mercado del Parlamento? ¿No habrá sido la derecha con su negativa a su propia abstención? El PSOE se abstuvo en el caso de Rajoy. Le costó la dimisión al Sr. Sánchez, una crisis y un amago de escisión al PSOE. El coste fue alto. ¿No humilla a la derecha que la gobernación de España se consiga por la abstención de los independentistas? ¿No es la Oposición responsable de cuanto afecte al Estado y a la Nación? Si no cumple con su responsabilidad, ¿qué clase de Oposición será? ¿Se relaciona Responsabilidad con Democracia?
El gobierno de coalición tal vez no dure mucho. Por la experiencia de otros países ningún gobierno de coalición consigue un mandato largo. Y menos con un Parlamento tan atomizado como el de España. Un Parlamento así acorta la vida de cualquier gobierno. Tanto fraccionamiento resulta nocivo para la estabilidad gubernamental, fuere cual fuere el tipo de coalición. Surgirán o se provocarán escenarios en el que uno o más de uno de los coaligados o los que se abstuvieron, se ofenderán mucho y dejarán de apoyar al gobierno. Todos los días se producirá algún tipo de crisis. Nuestro problema empieza a ser ya la democracia misma.