¿Interesó a la derecha española que ETA dejará de matar? Si recordamos las ofensivas de entonces diríamos que no. Alfredo Pérez Rubalcaba, instrumentalizado por unos y por otros, fue uno de los ministros más denostados por quienes ahora le adoran. Lo mismo sucedió con el presidente, Sr. Zapatero, peor tratado y más insultado que su ministro. A la derecha española siempre le ha resultado útil disponer de un enemigo arquetipo en el País Vasco y en Cataluña, donde carece de representación significativa. Y ese es el problema estructural de la derecha española, que entorpece el desarrollo democrático, tensiona las relaciones territoriales y envenena la vida política española. Para justificar su ausencia de representatividad, cualquier movimiento que haga la izquierda, que cuenta con mayor representación en esos territorios, será criminalizada y torpedeada con discursos que enlazan con el franquismo: traición, humillación, pactos con los enemigos de España, ruptura. Cuando están en la Oposición, excluyen la política como instrumento de resolución de conflictos, y solo caben medidas extremas, que nadie explicita, pero se intuyen.
El Gobierno de Pedro Sánchez, como en su momento el del Sr. Zapatero en el País Vasco, ha propuesto resolver, mediante la política, un conflicto que viene de la etapa de Rajoy, aunque sea anterior. Seguramente Zapatero se equivocó en Cataluña. Lo que no invalida que este gobierno pretenda, con los indultos a los procesados por el 1 de octubre de 2017, crear espacios de entendimiento. Mi proyecto, ha asegurado el Sr Sánchez, “trata de ofrecer una ruta por donde avanzar todos juntos. Mi propuesta es dar un paso a un nuevo proyecto de país. Un nuevo espacio libre de errores del pasado”. Enfrente se va a encontrar con dos adversarios rocosos y ruidosos. La derecha nacional no abandonará el discurso de la dictadura que ya empleara para sabotear el fin del terrorismo. La colisión entre los partidos nacionales, la aprovecharán los partidos independentistas, que no cesarán en sus discursos porque su razón de existir se fundamenta en el victimismo que justifica la independencia. ¿Para qué sirve un independentista sin un país imaginario que construir?
Al margen del victimismo patriótico que ha incorporado a su discurso el PP, le debemos al Sr. Casado una versión rijosa de los empresarios españoles. “Ningún lobby – ha dicho – en búsqueda de fondos europeos, ni ningún cabildeo cortesano logrará apartarnos de nuestro camino….. Nuestros únicos accionistas son los españoles”. Y un académico de la RAE aclaraba las palabras del señor Casado. “La Moncloa agita el cascabel de los fondos europeos de recuperación y todo el mundo acude a aplaudir y de paso ver que cae. La gratitud del Ibex, indultos incluidos siempre tiene un precio.” (Juan Luis Cebrián en el País del lunes 21 de junio). ¿Son los empresarios españoles como los presentan el PP y articulistas variados? ¿Se venden los empresarios al poder para ver que cazan? Sí dicen eso de ellos quienes les conocen, nos dejan a los demás un escenario nada patriótico y más bien lleno de fango.
Hay que leer la Historia de España del siglo XX, para conocer las trayectorias de los nacionalistas catalanes en democracia y en dictadura. Los nacionalistas no callarán, pero hay que cargarse de razones. Habrá que confiar en que, aprendidos los errores del pasado, la política se vaya imponiendo en Cataluña. Ah y no se despisten, esto no va de lo que se proclama en los medios de comunicación, sino de ganar o perder las elecciones próximas. El temor tanto de los nacionalistas catalanes como el PP, es que el PSOE les reste nacionalismo a unos y a los otros les prive de su ansiado acceso a la Moncloa.