CASTILLA - Manuel Muñoz de Luna Sánchez (24 de enero de 2018)
Los orígenes de Castilla la Nueva estuvieron en la Tarifa de Toledo, reino musulmán conquistado a partir de la Toma de Toledo en 1085 por el rey Alfonso VI de León y Castilla e incorporado como Reino de Toledo a las posesiones del rey de Castilla y León. La constitución española de 1978, pasó a denominarla Castilla-La Mancha. Las cinco provincias que la componían entonces eran: Madrid, Toledo, Ciudad-Real, Cuenca y Guadalajara y con la nueva constitución se cambió Albacete por Madrid.
Prácticamente, nadie se enteró. Es de suponer que los políticos sí. Pero la verdad es que la inmensa mayoría nos enteramos cuando el hecho estaba consumado. Nadie se movilizó al respecto. Se dio por bueno, a sabiendas de que perdíamos en el cambio de forma cuantitativa.
Nuestros hermanos catalanes deberían copiar de esta Comunidad que es de suponer no les habrá "robado". Sólo una reflexión: Si de la noche a la mañana nuestros políticos decidieran hacer a Barcelona, comunidad autónoma e incorporar a Teruel, por ejemplo, a Cataluña, ¿Cómo reaccionarían?