En una fiesta, cuando queremos terminarla, pinchamos los globos, y todo el mundo ríe y grita y se prepara para volver a casa. Normalmente la frustración derivada no tiene consecuencias destacables.

En una economía acelerada. Cuando la euforia se impone y la gente consume sin frenos. Cuando los que venden son felices y los que compran lo hacen sin miedo. Cuando el dinero circula y algunos bolsillos se llenan. Cuando pasa todo esto, quién se atreve a pinchar los globos. El PSOE muy reticente inicialmente, terminó por aceptar que el jolgorio se tenía que acabar. Dicen que de forma irresponsable se permitió un crecimiento exagerado de la
burbuja.

En un movimiento independentista, como el catalán, después de varias manifestaciones masivas, con unas expectativas de mucha altura, y miles de personas organizadas, es difícil que alguien tenga el valor de pinchar todo los globos. Aunque es difícil, siempre hay personas que lo intentan: El periodista Francesc-Marc Álvaro, dice que toca pincharlos. Y dice también que el presidente Torra debería asumir la realidad: “Una Base Social Insuficiente!”. No asumiéndola "alimenta el malentendido, la confusión y el autoengaño". (...).

Dicho esto, una cosa más: El presidente del Parlament no pincha todos los globos de la fiesta, pero, al menos es más realista que el presidente de la Generalitat. El señor Torrent sí asume la realidad: ¡El 48%, es poco!