PSEUDOCIENCIAS Y FUNDAMENTALISMO CIENTÍFICO - Grupo Areópago (17 de diciembre de 2018)
Últimamente, somos testigos de una intensa campaña sobre las llamadas pseudociencias. Hace pocos días, en España, el Ministerio de Sanidad junto al Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades acaban de anunciar un plan para combatir las pseudociencias
¿Qué son las pseudociencias? De entrada, el nombre ya implica una descalificación, porque incluye el reproche del engaño: se hacen pasar por ciencias y no lo son. Según eso, la lista de debería incluir aquellos sistemas de conocimiento que presumen ser científicos y no lo son. Comúnmente se entiende «ciencia» en el sentido más restrictivo del término, esto es, que puede ser comprobado con el método científico, y no en el sentido general, como habilidad, maestría o conjunto de conocimientos de algo. Sin embargo, el término pseudociencia se aplica casi exclusivamente al campo de la salud: aquellos métodos de curación o terapias que no siguen el método científico para su validación.
En el otro lado de la balanza se pone el método científico como único criterio de verdad, hasta el punto de proponer legislaciones que prohíban taxativamente toda propuesta relacionada con la salud que no esté validada y reconocida por el método científico.
La elaboración de la lista de pseudociencias es ya polémica, puede incluir prácticas tan diversas como la musicoterapia y el reiki; incluso, en algunas listas aparece la oración. Sin duda, entre ellas habrá manifiestos engaños, también prácticas de brujería que invocan dioses paganos, pero además pueden incluir verdades aún no descubiertas por la ciencia o que se escapan de alguna manera a los límites del método científico actual.
Tan peligroso es dejarse embaucar por cualquier charlatán que venda el elixir milagroso, como reducir las fuentes de verdad al único juicio del método científico, porque sería salir del engaño cayendo en el fundamentalismo. El fundamentalismo es precisamente eso: aceptar una única fuente de verdad para todo, y puede ser religioso, político… y también científico.