OCUPAS: LA INVASIÓN DE LOS BÁRBAROS - José Miguel Díaz (16 de marzo de 2021)
No sabiendo a quién dirigirme, se me ocurre hacerlo a los medios de comunicación que quieran publicar este escrito. Lo hago en mi calidad de administrador de fincas. De profesional dedicado a la colaboración con los propietarios de un edificio a mantener el orden de los elementos comunes y su mejor conservación.
Suelo, en mi trabajo, atender muchas demandas de los propietarios, cuya solución no está, por desgracias, en nuestras manos. Una de ellas es la invasión de los bárbaros del SIGLO XXI: LOS OCUPAS.
Son gentes con desarraigo, defensores de la libertad y la igualdad, de los derechos a poseer una vivienda y un lugar donde vivir. Gustan de usar las cosas de forma desordenada, su modo de vida es una constante improvisación o transformación del medio en el que se desenvuelven y desarrollan. Aman la música, los animales, y el consumo de cosas según han podido apropiarse de ellas. No son nada exigentes con la calidad de lo que beben, fuman o comen, ya que la impronta es la forma en que se organizan. El silencio es algo que sólo respetan cuando el cansancio les vence, mientras tanto, se comportan con la naturalidad de un animal en su medio ambiente. Nacen de la desocupación laboral, de la falta de caminos que seguir, y son conscientes de que tienen un poder ilimitado sobre el entorno. Poseen el voto. Esa moneda que intercambian con políticos que viven alejados de ellos y de su realidad, por leyes que dan soltura a sus desmanes. Están protegidos por una élite que no arriesga nada y que sabe que cuanto mayor sea el poder de estos ignorantes, mayor será su posibilidad de mantenerse en el poder. Cuantos más sean, más votos tendrán.
Mientras tanto, los colonizados, los expropiados, mantienen sus obligaciones, de pagar sus cuotas comunitarias, arreglar los desastres que esta subespecie causa, durante el tiempo que están en el trabajo. Enganches a la luz que otro tiene que pagar, porque alguien les concede un derecho natural, y las propias empresas oligarcas, te dicen, cuando pides que reparen los daños causado, que eso no es competencia de ellos, y que además es muy delicado intervenir en un asunto de esa clase, que pueden llevarte ante los tribunales por atacar a esta especia animal protegida, que es el ocupa. Si llamas a la policía, denunciando que se consume y trapichea con estupefacientes, te piden que aclares más el asunto, porque no se puede intervenir, las leyes, parece ser, no lo permiten, y por tanto su actuación sería inútil. Y no acuden. Y si van es para mirar y marcharse.
Los ocupados, se ven de pronto, que costean la civilización a los poderes públicos a base de impuestos, reparaciones de daños provocados, sin más apoyo que su esfuerzo, silencio e impotencia. Porque a la chusma de bárbaros, se le ha sumado, embelesados en no se sabe que ciencia social, la chusma política. LOS OCUPAS, son especies protegidas, los civilizados son seres afortunados cuya situación es de privilegio, por lo que deben soportar a estos desfavorecidos que lo ensucian todo, hasta la convivencia y las relaciones sociales de los vecinos.
Cuando se habla de las viviendas de los bancos, esas que siendo de ellos administran las fuerzas políticas impidiendo que las desocupen, los políticos se olvidan de los que conviven con este género de neandertales que en nombre de la progresía, se comportan como los zánganos de las colmenas.
Cuando me preguntan, como administrador, qué se puede hacer para dejar de que revienten puertas, dejen colillas de porros por todos los sitios, cuando no agujas, cuando miccionan ellos o sus perros en sitios por donde han de pasar su hijos pequeños, cuando recibes la mirada agresora del ocupa, o la sonrisa del que sabe que te está humillando constantemente, porque te ha ganado el terreno y robado tu casa. Cuando te exige que le des lo que no se ha ganado ni es capaz de mantener, y oyes a los políticos alejarse entre las sombras ante este problema, ¿qué solución puedes darles?, ¿qué se nos puede ocurrir, si somos gentes de paz y acostumbrados a negociar con gente que tiene sentido común?. El miedo a complicarte la vida te paraliza. Y miras al PRESIDENTE DE LA COMUNIDAD AUTÓNOMA, AL DEL GOBIERNO, que se muestran impasibles y solidarios con los invasores de la civilización que hemos ido creando. Porque ellos saben que son cada vez más estos zánganos de la colmena humana, y meterse con ellos es perder la prima del voto. LA ALCALDESA DE TOLEDO acude a socorrer a los afectados de un incendio, pero no mira a los ocupas del barrio de Santa Bárbara, que hacen la vida imposible a las buenas gentes que empiezan a apretar los puños, porque los políticos disponen y la gente sencilla los paga y los sufre. En CAMARENA, la gente de un edificio acude a sistemas de alarmas que no sirven para nada, a proteger sus casas, esas que pagan con hipotecas que generan impuestos para que los políticos, sigan a salvo en las suyas. Con Guardia Civil a las puertas si es necesario.
Como administrador, les miro y les digo que no se puede hacer nada más que denunciar, denunciar y denunciar. Como ser humano, como hombre que vive en medio de esta anormalidad, sé lo que hicieron los romanos ante la invasión de los bárbaros. Lo que han hecho los pueblos que fueron invadidos: defenderse con lo que tenían a mano.
Si ellos, los políticos, no protegen tu forma de vida, tendremos que hacerlo nosotros, si los políticos nos quitan el derecho a vivir con tranquilidad, tendremos que defendernos nosotros, y trasladarles nuestro sufrimiento, inquietando su paz, como inquietan la nuestra. De momento somos más que los ocupas. Tal vez ha llegado el momento de revertir el derecho. Vamos a echarlos y que nos denuncien ellos. Vamos a enfrentarnos y que sientan el mismo miedo que provocan. Vamos a decirles que en mi casa no. Vamos a decir a los políticos que el orden se está subvirtiendo, y que ellos son los culpables.
OCUPADOS, vais a tener que haceros visibles, de alguna manera, para que os escuchen, o tendréis que vivir cada vez con menos espacio. La libertad que te roba el ocupa, es la que tú y yo les permitimos. Si los políticos miran para otro lado, tendremos que hacer que vuelvan la cara. Tu casa es la consecuencia de tu sacrificio y de unas reglas de juego. Si quieren deshacer el juego que nos devuelvan el dinero.
Si los bárbaros invaden tu forma de vida, y no se protege tu derecho, habrá que pensar en hacer las cosas igual que los OCUPAS, sólo que al contrario.
Como administrador de fincas, que padece esta lacra a través del sufrimiento que se me transmite y que he podido comprobar, no tengo otro consejo que dar. Es mi opinión personal y comprometida con la realidad que vivimos, y no represento a nadie ni hablo en nombre de nadie, lo hago exclusivamente en mi propio nombre. Sé que me llamarán facha o cosas similares, a esos que así lo hagan, les deseo una epidemia de ocupas, y que me llamen después.