Los tres políticos de la región que más disfrutaron con el Desfile del Ejército de Cospedal
Mucho y bien se ha hablado del Desfile de las Fuerzas Armadas este sábado en Guadalajara, el primero que organizaba María Dolores de Cospedal como ministra de Defensa y el primero que salía de Madrid durante el reinado de Felipe VI. Cospedal ha devuelto al Desfile su antiguo esplendor invirtiendo casi el doble que en los últimos años. Y ha hecho bien en un tiempo de desafección a los símbolos de la nación como el que vivimos. Guadalajara se volcó en la celebración y los guadalajareños han sido compensados con la presencia de cientos de miles de visitantes y con su imagen difundida a los cuatro vientos durante todo el fin de semana. El alcalde de la ciudad, Antonio Román, no podía ocultar su satisfacción y se mostraba como uno de los más felices en la recepción posterior al desfile en el incomparable marco del colegio de Adoratrices. Las monjas, que han pasado los días previos viviendo sin vivir en sí, también estaban encantadas de servir de anfitrionas de tantas autoridades encabezadas por los Reyes de España y con dos ministros presentes, Cospedal y Juan Ignacio Zoido. Alguna de ellas no paró de hacer fotos.
Otro de los políticos que se mostraba jovial y satisfecho era el secretario de estado de Defensa, el toledano Agustín Conde, que vivió el Desfile con emoción e intensidad. Y sobre todo con el sentimiento del deber cumplido ya que gran parte de la responsabilidad caía sobre sus espaldas. Con el Ejército todo es más fácil, pero también es donde debe ser más precisa la gestión de los políticos. Conde se siente como en casa con los militares y se le nota, por lo que suponemos que la afección debe ser recíproca. Le preguntaron por el momento político que vive Cospedal, y Conde, que no se anda por las ramas, no pudo ser más explícito. A favor, por supuesto.
Ella disfrutó sin duda con el Desfile. Se apuntó el tanto del lugar, de la vuelta a la magnificencia de la parada militar, de la emotiva presencia y participación de los familiares de víctimas y del llamativo atuendo que lucía. Hasta la Reina, con su sobrio y ajustado vestido estampado en blanco y negro de Carolina Herrera, debió sorprenderse al ver a una Cospedal con su vestido sin mangas y amplio vuelo en un elegante tono beige con rayas. Desenfadada, veraniega y alegre. Por eso todas las miradas y las cámaras de los fotógrafos se centraron en su figura nada más aparecer en la avenida de Camilo José Cela. También intentaban captar el largo momento que compartió con el presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page, que como siempre se mostró muy cordial y hablador, incluso durante los minutos que estuvieron los dos solos bajo la mirada de los miles de invitados que se achicharraban bajo el sol alcarreño. Una esperanzadora imagen, la de Cospedal y Page dialogando, a la que por desgracia no estamos acostumbrados.